ABLANDAR PIEDRAS, LEVANTAR PIEDRAS, DESTRUIR MURALLAS, CONSTRUIR MURALLAS...
Carlos E. Casero en Paleoastronautica
"......Yahveh dijo a Josué: -Mira, yo pongo en tus manos a Jericó y a su rey. Vosotros, valientes guerreros, todos los hombres de guerra, reodearéis la ciudad, (dando una vuelta alrededor. Así harás durante seis días. Siete sacerdotes llevarán las siete trompetas de cuerno de carnero delante del arca. El séptimo día daréis la vuelta a la ciudad siete veces y los sacerdotes tocarán las trompetas). Cuando el cuerno de carnero suene (cuando oigáis la voz de la trompeta), todo el pueblo prorrumpirá en un gran clamoreo y el muro de la ciudad se vendrá abajo. Y el pueblo se lanzará al asalto cada uno por frente a sí......" (Libro de Josué 6-2, Toma de Jericó).
Reproducción artística de la toma de Jericó.
Este relato bíblico es a menudo puesto de ejemplo, por aquéllos que creen ver la posibilidad de la utilización de sofisticadas tecnologías en la antigüedad. Más concretamente en la utilización de un arma basada en determinadas frecuencias de sonido, capaces de tirar abajo, como es el caso, los muros de la antiquísima ciudad de Jérico, poseedora de unas impresionantes fortificaciones que se extendían a lo largo de toda la ciudad. Éstas tenían una superficie aproximada de tres hectáreas, que fueron sacadas en parte a la luz entre 1.907 y 1.909 por una expedición arqueológica germanoaustríaca, destacando principalmente una torre maciza de piedra que en la actualidad alcanza los nueve metros de altura y un diámetro muy similar, murallas de una envergadura de hasta siete metros y una anchura, en su parte superior, de 1,5 metros. En algunas zonas la muralla está compuesta de dos muros que discurren en paralelo distantes el uno del otro entre tres y cuatro metros. Delante del muro se encontraba un foso de casi tres metros de profundidad y ocho metros de ancho, tallado en la roca, lo que supone un gigantesco esfuerzo, si tenemos en cuenta las herramientas tan primitivas que, supuestamente, poseían los moradores de Jericó.
Como podemos ver un impresionante reducto defensivo para la época, de manera que sólo una intervención "divina" como nos relata la Biblia pudo facilitar los planes de Josué y el pueblo de Israel en su conquista a sangre y fuego de la "tierra prometida". ¿Leyenda, mito, exceso de imaginación por parte de quienes propugnan la posibilidad de un "arma acústica"?.
En noviembre de 1.922 el arqueólogo americano Howard Carter sorprendía al mundo con el... anuncio del descubrimiento de la tumba de Tutankamón, donde encontró uno de los conjuntos de tesoros más importantes hasta el día de hoy realizados. Klaus-Ulrich Groth escribió un artículo en el Ancient Skies de lengua alemana, posteriormente traducido por G.T.Sassoon al ingles en el número de mayo/junio 1.996 de lengua inglesa, que nos relata un interesante suceso...:
"...... En una caja de la Galería 26 del Museo Egipcio del Cairo, hay dos trompetas que fueron encontradas en la Tumba de Tutankamón. En el Catalogo Munro & Boltin enumera una de ellas como la número 12 y es descrita como una -trompeta con sordina-. La otra trompeta esta hecha de plata y cobre, y, por alguna razón desconocida no está catalogada, sino solamente referida como un ejemplo de las trompetas encontradas en la Tumba, aunque ésta es de una mayor calidad a la catalogada. Dicha trompeta no está fuera de poseer historia, sin embargo, para entre el personal del Museo la historia de esta particular trompeta comienza cuando siendo limpiada en 1.954, alguien intentó soplarla, y en ese mismo momento la electricidad de todo el Alto Egipto falló. En 1.974, limpiándola de nuevo, y no teniendo constancia el personal del anterior evento, fue soplada de nuevo, y el poder energético se vino abajo esta vez sólo en la región de el Gran Cairo. Ambos incidentes puden ser demostrados como ocurridos, por los documentos archivados en la estación generadora de electricidad, de la caída inexplicable a cero ocurrida en aquel tiempo, y también en los artículos de los periódicos egipcios de aquel tiempo.Sin embargo, la relación con la -soplada- de la trompeta de Tutankamón no está completamente establecida. Allí nunca hubo ninguna investigación oficial técnica......"
Una vez más nos adentramos en el mundo de las "casualidades", como seguro que catalogarían este tipo de incidente sucedido en el Museo Egipcio del Cairo si tan sólo se molestasen un poco en investigarlo.
Trompetas localizadas en la tumba de Tutankamón.
Otro sorprendente dato lo aporta Erich von Däniken en su libro Regreso a las Estrellas donde hace la siguiente observación:
"......En la primavera de 1.964 el Instituto de Investigaciones Electroacústicas de Marsella, se trasladó a un nuevo edificio. Poco días después del traslado, varios colaboradores del profesor Vladimir Gavreau empezaron a quejarse de dolores de cabeza, náuseas y prurito; algunos se encontraban tan mal, que temblaban como hojas. En un Instituto que se ocupaba de cuestiones relacionadas con la electroacústica, no tardó en sospecharse que aquellas molestias podrían ser causadas por radiaciones incontroladas de alguna parte de los laboratorios. Los científicos se esforzaron por encontrar la causa del malestar, para lo cual examinaron todo el edificio con detectores de alta sensibilidad. Se encontró el motivo. No se trataba de frecuencias eléctricas incontroladas, sino de ondas de baja frecuencia que partían de un ventilador y que habían comunicado a todo el edificio una vibración de infrasonido.
Aquí se produjo una de esas felices casualidades que tan a menudo ayudan a la investigación. Hacía ya veinte años que el profesor Gavreau trabajaba como especialista en la investigación de las ondas sonoras. Tras el incidente, se dijo que lo que aquel ventilador había hecho -sin proponérselo-, también se podría hacer experimentalmente. De este modo, y ayudado por sus colaboradores, construyó en el propio Instituto de Marsella, el primer cañón acústico del mundo. A una reja, en forma de tablero de ajedrez, se ataron sesenta y un tubos flexibles, por los que se hizo pasar aire a presión regular, hasta que se percibió un tono, aún audible, en 196 Hz. El resultado fue devastador: las paredes de la nueva construcción se agrietaron, y los estómagos e intestinos de los que trabajaban en el laboratorio empezaron a vibrar dolorosamente. El instrumento tuvo que ser detenido en seguida.
Este primer experimento permitió al profesor Gavreau sacar sus consecuencias: hizo construir instalaciones protectoras para el equipo que manejaba el cañon acústico, tras lo cual encargó una verdadera -trompeta de la muerte- , que desarrollaba hasta 2.000 W. y emitía ondas sonoras de 37 Hz. No se pudo probar en marsella con toda su efectividad, porque habría destruido todos los edificios en varios kilómetros a la redonda......"
Del mismo modo se recurre a términos de "leyenda, mito o fantasía" una vez más, a los relatos de antiguos cronistas árabes que aseguraban que los antiguos egipcios lograban hacer volar de forma mágica, enormes bloques de piedra en sus procesos de construcción, con tan sólo introducir unas láminas entre las piedras y entonar determinadas notas musicales interpretadas por sacerdotes que conocían los secretos del poder del sonido.
Y no tan sólo sucedían estos "mitos" en el antiguo Egipto, en el lejano Océano Pacífico, en la Isla de Pohnpei, capital de los Estados Federados de Micronesia y a unos 1.600 kilómetros al nordeste de Nueva Guinea, se encuentra una inmensa ciudad de piedra megalítica llamada Nan Madol, con una extensión de 28 kilómetros cuadrados repartida entre casi cien isletas de arrecife y coral, con numerosos canales artificiales que la convierten en "La Venecia del Pacífico". Es en este lugar, donde las leyendas aseguran, que al igual que en el antiguo Egipto, los enormes bloques de piedra cuyo peso oscila entre los 20 y 50 toneladas , eran hechos volar mágicamente y los hombres incluso podían montar en ellas mientras volaban por el aire y eran colocadas en las islas entre los canales del océano. ¿Era ésta acaso la misma magia que la utilizada por los egipcios, para hacer volar los bloques de piedra?.
El ya desaparecido Robert Charroux, en su libro "El libro de los mundos olvidados", hace referencia a un relato de Andrew Tomas absolutamente auténtico, según sus propias palabras, sobre un fenómeno de la ciencia de la antigüedad desaparecida. Cito textualmente:
"......En la aldea de Shicapur, cerca de Puna, en la India, hay una pequeña mezquita erigida en memoria de un santo varón de la secta de los -sufíes-: Qamar Alí Derviche.
Cerca del edificio, yacen dos piedras redondas de granito, que pesan, respectivamente, 41 y 55 Kg.
Todos los días, los peregrinos invocan largamente a Qamar Alí cerca de estas piedras, hacen imposiciones de manos y, cuando se reúnen en número de once, levantan súbitamente la roca de 55 Kg a una altura de 1,50 a 1,70 metros, empleando únicamente la punta de los dedos índices. Igual fenómeno consiguen nueve personas con la piedra de 41 Kg......".
Levantamiento de la piedra por parte de once individuos.
Charroux introduce posteriormente dos comentarios, uno de Charles Lenormant y otro de Annie Besant:
"......Es seguro que, en tiempos muy antiguos, los sacerdotes de On, valiéndose de -palabras mágicas-, provocaban tempestades y, para construir sus templos, levantaban en el aire piedras que mil hombres no habrían podido desplazar"...
..."Estas piedras no eran levantadas por la acumulación de fuerzas musculares, ni por ingeniosos aparatos cuya potencia habría superado la de nuestros medios modernos; eran levantadas por los que comprendían y controlaban el magnetismo terrestre; perdían su peso y flotaban en el aire, de modo que la presión de un dedo bastaba para desplazarlas y depositarlas en el lugar exacto que les estaba destinado......"
Hoy en día la utilización de "los sonidos" se aplica en diferentes campos , como la medicina, la industria, el hogar, etc, . ¿Quien no ha oído hablar de la "pulverización" de pequeñas piedras en la vesícula? o también de la aplicación de ultrasonidos para plagas de ratones, cucarachas, moscas y un largo etc de animales perjudiciales para nuestros intereses.
Miguel Seguí, en un artículo de la revista "Enigmas" (nº 9 año-II), escribe algo tan interesante como esto:
"......Hoy en día no se podría reproducir el -milagro bíblico- (Jericó), pero tampoco se está demasiado lejos, sobre todo si se tiene en cuenta que algunos de los cañones sónicos realizados por investigadores como Vladimir Gavreau, son capaces de hacer vibrar sólidas paredes y de que aparezcan inquietantes grietas. Probablemente, para derribar unas murallas semejantes sólo habría que conseguir que un infrasonido suficientemente potente entrase en resonancia con las construcciones a demoler. De hecho, Gavreau ha apuntado en algunos de sus trabajos la posibilidad de utilizar infrasonidos con intenciones bélicas.
Si los infrasonidos se pueden convertir en el más demoledor ariete contra los muros, en el otro extremo de la gama sonora, los ultrasonidos también tienen unas propiedades que les pueden convertir en el más poderoso de los martillos......".
También en la revista "Enigmas" (nº 3 año-III), pero esta vez de la mano de Alberto Borrás Gabarró podemos leer sobre los trabajos de un inventor del siglo pasado, llamado John Keely:
"......Cuenta el estudioso de Keely, Dan A. Davidson, que en 1.965 un químico nuclear conocido suyo estaba haciendo experiencias con ultrasonidos, utilizando un transductor de titanato de bario situado en el fondo de un tubo de cuarzo de 5 cm de diámetro en el que puso una capa de agua de 10 cm de altura. El generador de frecuencia tenía una potencia de 600 W. Llegó un momento, a una frecuencia algo superior a 41.300 Hz, que el nivel del agua coincidió con la longitud de onda y se formó una onda estacionaria. Se oyó un chasquido y el agua desapareció repentinamente. Cuando Davidson miró al techo, encontró que sobre el tubo había un perfecto agujero circular de 5 cm de diámetro. Más tarde comprobó que en el tejado había otro agujero igual. El edificio era de una planta, pero por la perfección de los orificios, estaba seguro de que, si hubiese habido varias, todas hubiesen sido perforadas......"
En la actualidad seguimos sorprendiéndonos con las posibilidades que nos brinda el poder del sonido, un poder que ahora estamos aprendiendo a dominar, y que tal vez en un tiempo remoto nuestros ancestros ya controlaron, como tantas otras técnicas que bajo un halo de leyenda, magia y superstición nos llegan en la actualidad de una forma confusa. Un legado del pasado que no sabemos interpretar y que el tiempo casi a borrado.
http://radiotierraviva.blogspot.com/2011/11/el-poder-del-sonido.html
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