HEREDOM
RENE GUENON
Habiendo visto recientemente unas notas sobre la palabra Heredom1
(1) que, aun indicando algunas de las explicaciones que se han propuesto,
no aportan ninguna conclusión en cuanto a su origen real, nos ha parecido que
podía ser de algún interés el reunir aquí algunas observaciones al respecto. Se
sabe que esta palabra enigmática (que se escribe a veces también Herodom, y de la cual se encuentran
incluso diversas otras variantes que, a decir verdad, parecen más o menos
incorrectas) es empleada como designación
de un alto grado masónico, y también, por extensión, del conjunto del
Rito del cual este grado constituye el elemento más característico. A primera
vista, puede parecer que Heredom no
sea otra cosa que una forma ligeramente alterada de heirdom, es decir "herencia"; en la "Orden Real de
Escocia", la herencia de que se trata sería la de los Templarios que,
según la "leyenda", habiéndose refugiado en Escocia tras la
destrucción de su Orden, habrían sido allí acogidos por el rey Robert Bruce y
habrían fundado la Logia-Madre de Kilwinning2.
Sin embargo, está muy lejos de explicarlo todo, y es muy posible que este
sentido haya venido solamente a añadirse secundariamente, siguiendo una
similitud fonética, a una palabra cuyo verdadero origen era muy diferente.
Diremos otro tanto de la hipótesis según
la cual Heredom sería derivada del
griego hieros domos, "morada
sagrada"; sin duda, ello no está falto de significación, y puede incluso
prestarse a consideraciones menos "exteriores" que una alusión de
orden simplemente histórico. Sin embargo, tal etimología no deja de ser muy
dudosa; nos hace además pensar en aquella por la cual se ha pretendido a veces
hacer del nombre de Jerusalén, a causa de su forma griega Hierosolyma, un compuesto híbrido en el cual entraría también la
palabra hieros, mientras que se trata
en realidad de un nombre puramente hebraico, que significa "morada de
paz" o, si se toma para su primera parte una raíz un poco diferente (yara en lugar de yarah), "visión de la paz". Esto nos recuerda también la
interpretación del símbolo del grado de Royal
Arch, que es una triple "tau", como formado por la superposición
de las dos letras T y H, que serían entonces las iniciales de las palabras Templum Hierosolimae; y, precisamente,
el hieros domos de que se trata sería
igualmente, para los que han considerado esta hipótesis, el Templo de
Jerusalén. No queremos ciertamente decir que aproximaciones de este género, que
estén basadas sobre la consonancia de las palabras o sobre la forma de las
letras y de los símbolos, estén necesariamente desprovistas de todo sentido, de
toda razón de ser, incluso hay algunas que están lejos de carecer de interés y
cuyo valor tradicional es incontestable; pero es evidente que haría falta tener
mucho cuidado de no confundir jamás estos sentidos secundarios, que pueden por
otro lado ser más o menos numerosos, con el sentido original que, cuando se
trata de una palabra, es el único al cual se puede aplicar propiamente el nombre
de etimología.
Lo que es quizás más singular, es que se
ha pretendido bastante frecuentemente hacer de Heredom el nombre de una montaña de Escocia; ahora bien, apenas hay
necesidad de decir que, de hecho, no ha existido nunca ninguna montaña con tal nombre,
ni en Escocia ni en ningún otro país; pero la idea de la montaña debe ser aquí
asociada a la de un "lugar santo", lo que nos lleva de nuevo en
cierto modo al hieros domos. Esta
montaña supuesta por lo demás no ha
debido ser constantemente situada en Escocia, pues semejante localización
apenas sería conciliable, por ejemplo, con la afirmación que se encuentra en
los rituales de la Masonería adonhiramita, y según la cual la primera Logia fue
mantenida en "el valle profundo donde reinan la paz, las virtudes (o la
verdad) y la unión, valle que estaba comprendido entre las tres montañas
Moriah, Sinaí y Heredon (sic)".
Ahora, si uno se informa en los antiguos rituales de la Masonería operativa,
que constituyen sin duda una "fuente" más segura y tradicionalmente
más auténtica3, se comprueba lo
siguiente, que vuelve esta última aserción aún más extraña: las tres montañas
sagradas eran allí el Sinaí, el Moria y el Tabor; estos "altos lugares
"eran representados en ciertos casos por las plazas ocupadas por los tres
principales oficiales de la Logia, de suerte que el emplazamiento mismo de ésta
podía entonces ser asimilado en efecto a un "valle" situado entre
esas tres montañas. Estas corresponden bastante manifiestamente a tres
"revelaciones" sucesivas: la de Moisés, la de David y la de Salomón
(se sabe que el Moria es la colina de Jerusalén sobre la cual fue edificado el
Templo), y la de Cristo; hay pues en su asociación algo que es bastante
fácilmente comprensible; pero ¿dónde, cuándo y cómo ha podido operarse la
curiosa sustitución del Tabor por Heredom
(incompatible por lo demás con la identificación de ese hieros domos con el Templo de Jerusalén, puesto que él es aquí
distinguido expresamente del monte Moria)? No nos encargaremos de resolver este
enigma, no teniendo por otro lado a nuestra disposición los elementos
necesarios, pero al menos hemos de señalarlo.
Para volver ahora a la cuestión del
origen de la palabra Heredom, es importante resaltar que, en la "Orden
Real de Escocia", está en uso el escribir ciertas palabras solamente con
sus consonantes, a la manera del hebreo y del árabe, de suerte que Heredom, o lo que se tiene la costumbre
de pronunciar así, es escrito siempre en realidad H.R.D.M.: es claro que las
vocales pueden entonces ser variables lo que da cuenta por lo demás de las diferencias ortográficas
que no son simples errores. Ahora bien, H.R.D.M. puede perfectamente leerse Harodim, nombre de uno de los grados
superiores de la Masonería operativa; estos grados de Harodim y de Menatzchim, que
eran naturalmente desconocidos por los fundadores de la Masonería
"especulativa"4,
tornaban apto para ejercer las funciones de superintendente de los trabajos5. El nombre de Harodim convenía por tanto muy bien para la designación de un alto
grado, y lo que nos parece mucho más verosímil, es que, por esta razón, habrá
sido aplicado después a una de las formas más antiguamente conocidas, pero sin
embargo evidentemente en relación con la Masonería operativa, del grado
masónico de Rosa-Cruz.
Artículo publicado originalmente en
"Etudes Traditionnelles", octubre de 1947.
Publicaciones Masonicas Herbert Oré Belsuzarri
Publicaciones Masonicas Herbert Oré Belsuzarri
2 Nos parece del todo punto inútil el hacer intervenir aquí la
herencia de los Estuardo como lo quería Ragon; incluso si es cierto que algunos
hayan hecho tal aplicación, ésta no podría ser en todo caso más que tardía y
ocasional, y sería casi tan desviada como aquella según la cual Hiram habría
sido, se dice también, considerado como figurando a Carlos I de Inglaterra.
3 Es en los rituales adonhiramitas donde se encuentra, entre
otras extravagancias, a la Shekina transformada
en el "Stekenna", evidentemente
por un error debido a la ignorancia de algún copista o "arreglista"
de rituales manuscritos más antiguos; ello muestra suficientemente que tales
documentos no pueden ser utilizados sin algunas precauciones.
4 Estos poseían solamente el grado de Compañero en calidad de
Masones "aceptados"; en cuanto a Anderson, con toda verosimilitud,
debió haber recibido la iniciación especial de los Capellanes en una Lodge of Jakin. (cf. Aperçus sur l´Initiation, cap. XXIX, Editions Traditionnelles).
5 Se podría quizás encontrar como un vestigio, a este
respecto, en la designación del grado de "Intendente de los
Edificios", 8º grado del Rito Escocés Antiguo y Aceptado.
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