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miércoles, 29 de noviembre de 2017

El ingreso a la logia masónica: sociabilidad y ritual

El ingreso a la logia masónica: sociabilidad y ritual 

TORNAY, MARÍA LAURA (UNL-FHUC)


La formación de logias masónicas en Santa Fe durante la segunda mitad del siglo XIX tuvo que ver con la difusión de una nueva cultura asociativa en el territorio provincial y en otras principales ciudades argentinas con una fuerte presencia de la inmigración europea. Esa actividad asociativa, diversa en sus modos organizativos, institucionales y discursivos, buscó resolver las necesidades surgidas de las nuevas relaciones económicas y sociales signadas por el proceso de estructuración capitalista del Estado y la economía provincial y nacional. Las asociaciones creadas tendieron a construir lazos de pertenencia y solidaridad; representar y defender intereses sectoriales; desarrollar actividades recreativas, festivas y culturales; y actuar colectivamente en el espacio público.16 Estas asociaciones fueron diferentes en cuanto al exclusivismo o heterogeneidad en su composición social. Estudios sobre ellas muestran que todas tendieron al auxilio de los “propios”, orientadas por preceptos liberales, socialistas, de caridad, por intereses económicos además de sociales, y de carácter mutualista y benéfico. En el caso de estas últimas, a medida que el proceso inmigratorio se consolidaba, integraron además del beneficio del seguro y las actividades sociales para la creciente cantidad de inmigrantes solitarios o con débiles lazos familiares, la cobertura de la salud en hospitales y la enseñanza de la lectura y escritura en escuelas y bibliotecas de cada colectividad, contando con el apoyo del gobierno municipal, provincial y nacional.17 Todas ellas establecieron criterios –en algunos casos muy estrictos— acerca de quiénes serían sus miembros acordes a sus exigencias de extracción social, ideológicas y jurídicas, y rituales de ingreso. 

En general, en el mundo contemporáneo, la posibilidad de vincularse de manera voluntaria ha sido consustancial al desarrollo político de la sociedad y contribuyó a la consolidación de los regímenes constitucionales y parlamentarios18. Desde ese punto de vista, las asociaciones liberales habrían funcionado como embriones democráticos, en la medida en que constituyeron ámbitos de prácticas de valores igualitarios, espacios de intercambio comunicativo en que la autoridad del argumento y la razón tiende a predominar sobre las que pudieran emanar de cualquier jerarquía externa o previa.19 Estos postulados liberales que encarnaban promovieron la protección del Estado y la legalización de las mismas. Pero estas asociaciones fueron complejos actores colectivos (no siempre plenamente abiertos y democráticos) instituidos para intervenir en los espacios políticos y sociales en el contexto de construcción de una esfera pública a nivel provincial. 

El ingreso a una asociación de carácter moderno y voluntarista es un acto social. La presencia de un cuerpo jurídico regulador del mismo, inclusive su desarrollo en textos de una creciente precisión y un cada vez más complejo articulado, forma parte de la concepción de la sociedad moderna fundadora de la igualdad legal y de la preeminencia del individuo. Pero más allá de losestatutos que reglamenten tanto el ingreso como el funcionamiento entero de las asociaciones liberales, desde el enfoque de la Historia Social pueden reconocerse unos móviles organizadores de las relaciones al interior de las mismas que obedecen a otros factores. Las asociaciones son formas de sociabilidad institucionalizadas y avaladas por el Estado, pero formas de sociabilidad ante todo, sostenedoras, generadoras y transformadoras de pertenencias, solidaridades y lazos de dependencia. Son esos vínculos y contactos los que permiten a sus integrantes acceder a una circulación de bienes y servicios, tanto materiales como inmateriales, ajena para los no involucrados. El conjunto de relaciones que se dan a su interior tiene una regulación, entonces, de un doble carácter, formal e informal, ambos presentes en su existencia y desenvolvimiento institucional, pero es la dinámica social interna y externa de estas asociaciones la que profundiza o reorienta sus perfiles y estrategias de acción y discursivas. 

¿Por qué importa el ingreso a una asociación? Porque la afiliación tiene tanto de relación social como la participación como miembro activo de ella. Porque a diferencia de lo que el término sugiere, no es en rigor el primer paso hacia su interior, sino que ya es resultado de algo previo, de una trama de relaciones anteriores y preparatorias. Y también debido a que en este caso de la logia masónica el ingreso es “iniciación”, y por tanto un rito de paso que cierra un aspecto crucial de la vida de un individuo y abre uno nuevo –su vida pública junto a otros, que son sus “pares”-. La imagen del “umbral” puede servir de metáfora. El umbral es definido frecuentemente como la parte inferior o escalón contrario al dintel o entrada de una casa, por lo común, de piedra; paso primero y principal o entrada de cualquier cosa; madero que con el objetivo de sostener el muro que hay encima, se atraviesa en lo alto de un vano.20 Pueden tomarse estas frases para identificarlas con el significado del ingreso, en tanto paso principal (no primero, podríamos aclarar en el sentido de las relaciones sociales pero sí en cuanto la nueva condición masónica de un sujeto), base (sólida, de piedra) sobre la que se organiza y levanta el resto de la estructura institucional y a la vez recurso que la atraviesa en lo alto (en tanto constituirá su futura fuerza). 

La masonería se sirve de diferentes símbolos y emblemas para el uso exclusivo de sus miembros que se transmiten por tradición y cuyo significado o interpretación se reserva a los iniciados en ella. Un elemento constitutivo de los mitos es su pretensión de atemporalidad. Las tradiciones que los sostienen aspiran a su eternidad, su invariabilidad, al ocultamiento de su convencionalismo; pretenden provenir de un tiempo inmemorial. La simbología masónica participa de este supuesto, así como de la universalidad de los signos y emblemas propios. Sus tratadistas explican que el motivo de llamar a las logias con los nombres de taller, escuela, templo o santuario, es que éstas son “verdaderos talleres de iniciación, escuelas de enseñanza y templos o santuarios donde se descubren, se explican y se hacen palpables a los francmasones, las verdades que se encierran en los símbolos y alegorías”.21 Según ellos, sus símbolos y emblemas constituyen un lenguaje especial, misterioso, expresivo para los iniciados, que permite a los masones reconocerse ycomunicarse entre sí, cualquiera sea su idioma. Discuten las posturas de quienes desde dentro de la masonería plantean que los símbolos carecen de alcance social y deben reemplazarse por una lengua nacional para poder integrarse “en el siglo”. Defienden que el lenguaje simbólico es mantenido por su carácter universal e inmutable, cuyo origen se inscribe en la religión de los magos y los egipcios, por venir –al revés de lo que se supone— a desocultar la verdad, evitar la corrupción de las palabras engorrosas y mostrar la verdadera forma de las luces, virtudes, sabiduría, ciencia, razón, lógica. 22 

¿Cuál es la eficacia simbólica de los ritos y mitos masones? Su presencia en sociedades desacralizadas como la moderna plantea la pregunta de para qué sirven y qué producen. Las respuestas a tales interrogantes se harán en este caso desde un análisis “no consumidor” del mito, al decir de Barthes, que indague por los mensajes, vínculos, identidades e instituciones que reproducen y que encuentre en las relaciones sociales históricas de la logia los motivos de su utilización. El análisis de la dinámica social particular de un espacio asociativo conduce a hablar de la logia en tanto ámbito territorial de tenidas masónicas de alcance local-regional, y no de masonería u Orden en tanto institución genérica de orientación filosófica, filantrópica y progresista.23 

La Logia Armonía Nº99 de Santa Fe se formó a finales de 1889 como logia masónica perteneciente a la tradición del rito escocés. Con forma jurídica de asociación civil en 1897, a los fines de comprar un predio, edificar y hasta generar una mutual, dictó un estatuto que la menciona como organizada y funcionando el 23 de enero de 1890.24 Estuvo integrada desde sus inicios a una estructura jerárquica de alcance nacional y con cabecera en Buenos Aires llamada “Gran Logia de la Argentina de Libres y Aceptados Masones” o “Gran Logia de la Masonería Argentina del Rito Escocés Antiguo y Aceptado” como se la conoció antes. Como todas las logias, se divide en tres cámaras correspondientes a tres grados en que desarrolla su actividad: a la de primer grado pertenecen los aprendices, compañeros y maestros masones; a la de segundo los compañeros y maestros; y a la de tercero solamente los maestros masones, cumpliendo las tareas de un consejo de administración. Cada cámara sesiona por separado en la forma que determinan los Reglamentos y Rituales.25 La enseñanza de sus principios y doctrinas se realiza en tres clases o cátedras, dando el nombre específico de “taller” para los aprendices y de “cámara” para los otros dos grados, constituyendo esos tres grados los fundamentales de la masonería. En el Estatuto de la Gran Logia se establece que las logias son dirigidas y administradas por su Cámara de tercer grado; de sus integrantes son elegidos aquellos que conforman el Consejo de la Logia que tienen a su cargo todos los asuntos relacionados a ella, entre ellos la preparación del calendario de trabajo de las distintas cámaras.26 Los aprendices trabajan y debaten en un espacio moldeado por sus superiores. 

Definida por el Estatuto, Logia es la reunión de siete o más maestros masones con los compañeros y aprendices que a la misma pertenezcan, congregados bajo la presidencia del Venerable Maestro, con título y número de orden que figura en su carta constitutiva y con losdeberes y derechos que la Constitución de la Gran Logia establece.27 Pero desde una visión alejada del legalismo estatutario, la logia (o Triángulo Masónico cuando el número de maestros baja a menos de siete con un mínimo de tres28) es, por un lado, el taller fundamental que inicia a los profanos en una asociación masónica e inserta ese grupo con otras logias en la estructura jerárquica y al mismo tiempo descentralizada de la Gran Logia; y por otro, un espacio de definición de una agenda pública de intereses de un sector (más o menos amplio según el caso) de la sociedad. Son la estructura de autoridad de la logia, su gobierno y sus requisitos estatutarios los que van a pautar las modalidades del ingreso e “iniciación” de sus miembros, a la vez que serán las circunstancias históricas las que marcarán la dinámica y composición social del mismo. 

A modo de ejercicio histórico-etnográfico resulta pertinente describir las etapas por las que atraviesa el ingreso de un profano a la logia y proponer una interpretación de su significado que contemple las relaciones sociales de sus miembros y las formas simbólicas que las objetivizan en rituales, discursos y representaciones. Ello es lo que sigue a continuación. 

NOTAS:

16 Fernández, Sandra. “Sociabilidad, corporaciones, instituciones (1860-1930)”, en Nueva Historia de Santa Fe, Rosario, Prohistoria Ediciones y Diario La Capital, 2006. 
17 Fernández, Sandra. “Sociabilidad, corporaciones, instituciones…” op.cit. 
18 Alía Miranda, Francisco y otros. España en sociedad. Las asociaciones a finales del siglo XIX, Grupo de Estudios de Asociacionismo y Sociabilidad (GEAS), Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha, Cuenca, 1998. Como constitutivo de ese proceso se ha estudiado la formación de asambleas, ateneos, cámaras, casinos, centros culturales, círculos, clubes, colegios, comités, logias masónicas, cooperativas, federaciones, liceos, ligas, partidos, sindicatos, tertulias, sociedades científicas y de socorro mutuo que acompañaron el desarrollo capitalista y liberal de los países occidentales en los siglos XIX y XX. 
19 Sábato, H.. La política en las calles. Entre el voto y la movilización. Buenos Aires, 1862-1880, Editorial Sudamericana, BsAs, 1998. 
20 Sapiens. Enciclopedia Ilustrada de la Lengua Castellana, Editorial Sopena, Argentina, 1961, tomo 3, p.870. 
21 Frau Abrines, Lorenzo. Diccionario enciclopédico de la Masonería, redactado por los eruditos francmasones Lorenzo Frau Abrines y Rosendo Arús Arderiu, 2º edición corregida y ampliada, Buenos Aires, Kier, 1962, vol.3, p.516.
22 Frau Abrines, Lorenzo. Diccionario enciclopédico de la Masonería, op.cit., pp.517-518. 
23 Un conjunto extenso de textos masónicos definen a la masonería como una institución de orientación filosófica, filantrópica y progresista; organizada en torno a los principios de libertad, igualdad y fraternidad; defensora de los lemas de ciencia, justicia y trabajo; que apela a la razón humana como medio para el conocimiento de la realidad; promotora de la tolerancia religiosa, el humanismo, la armonía entre los hombres, el desarrollo intelectual, y el perfeccionamiento de la sociedad y las instituciones; y que rechaza los privilegios personales, el fanatismo, y los regímenes de fuerza y violencia como contrarios a la razón. Estas definiciones, si bien plantean un conjunto de principios sostenidos por la masonería en sentido genérico, no indagan en ella como institución social de carácter histórico y diverso. 
24 Estatutos civiles de la Sociedad Logia Armonía (en adelante ECSLA), 1897, Art.1. Queda por encontrar los estatutos o reglamento de funcionamiento interno de los años anteriores a esta publicación, pero a partir de la lectura de sus actas de tenidas puede suponerse que estas reglas de acceso y funcionamiento son las que rigieron a la Logia Armonía de Santa Fe desde 1889-90. 
25 Gran Logia de la Argentina de Libres y Aceptados Masones (en adelante GLALAM), Estatuto, Título 3, Cap.1, Art.35 y 36. [Aclaración: Si bien los “Estatuto, Constitución y Reglamento” que se dispone de la GLALAM es de fecha tan tardía para el objeto de este trabajo como 1955, su confrontación con el estatuto de la Logia Armonía de 1897 permite pensar para aspectos como las reglas del ingreso de los miembros y los órganos de gobierno interno una cierta continuidad estructural.] 
26 GLALAM, Estatuto, Título 3, Cap.1, Art.40. 
27 GLALAM, Constitución, Cap.3, Art.10.

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