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martes, 3 de febrero de 2015

TUTANKAMÓN, UN LINAJE AL DESCUBIERTO

TUTANKAMÓN, UN LINAJE AL DESCUBIERTO

Gracias a un exhaustivo y completo análisis científico basado en el ADN y las tomografías computarizadas de más de una decena de momias, ha sido posible descifrar gran parte de la historia familiar del faraón Tutankamón, el más famoso del Antiguo Egipto desde que su tumba fuera descubierta por el arqueólogo Howard Carter en 1922. 

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Una vez más la tecnología ha contribuido a arrojar luz sobre la arqueología. Y es que jamás habían sido empleadas ambas técnicas simultáneamente en el estudio de una momia. 

Los análisis sobre la momia de Tutankhamon y de otras pertenecientes a la XVIII Dinastía, que se creía eran sus familiares cercanos, han revelado nuevos y sorprendentes datos sobre el linaje, la causa de la muerte del joven faraón y la identificación de otras momias hasta la fecha desconocida. Las principales conclusiones a las que ha llegado el equipo científico son que el padre del joven rey fue Akenatón, el faraón hereje –Amenhotep IV, antes de cambiarse el nombre al adoptar la religión monoteísta–, cuyo cuerpo ha sido prácticamente identificado, según Zahi Hawass, secretario general del Consejo Supremo de Antigüedades egipcias, con la momia hallada en la controvertida tumba KV55 del Valle de los Reyes. Su madre fue la mujer cuya momia es conocida de forma romántica como la “Dama joven”, cuya identidad no ha podido comprobarse y que fue hallada en la tumba de Amenhotep II –la KV35–. Otra momia, localizada en dicha tumba y conocida como la “Dama mayor”, ha sido identificada de forma concluyente como la reina Tiye, esposa de Amenhotep III y abuela del rey niño. Además los resultados de los análisis han determinado también que Tutankhamon falleció a la temprana edad de 19 años a causa de una severa infección de malaria, cuya enfermedad se vio agravada por una necrosis avascular ósea –por falta de riego sanguíneo– en el pie izquierdo, que limitaba su movilidad y le obligaba a utilizar bastón. 

Este hallazgo termina con la gran cantidad de especulaciones sobre las causas de su muerte y la posible existencia de enfermedades hereditarias en la familia real que la falta de datos había propiciado durante décadas. En busca de la estirpe real A pesar de ser considerado por egiptólogos e historiadores como un monarca menor, Tutankamón adquirió fama y se convirtió en el símbolo de la antigua civilización egipcia en todo el mundo gracias al descubrimiento a manos del arqueólogo inglés Howard Carter de su inviolada tumba, cuyo espectacular y deslumbrante contenido había permanecido intacto. Tutankamón llegó al trono en 1333 a. C. siendo un niño, y gobernó el vasto imperio egipcio durante casi diez años a finales de la XVIII Dinastía. Sus inmediatos predecesores en el trono fueron Amenhotep III y después el hijo de éste con la reina Tiye, Akenatón, quien ha sido considerado como el primer rey monoteísta del mundo. 

Él y su bella esposa, la enigmática Nefertiti, abandonaron el panteón antes adorado por los egipcios en favor de Aton, el Disco Solar, y se convirtió para los historiadores en el “faraón hereje”. Lo cierto es que cerró algunos templos, convirtió otros, y trasladó el poder de Tebas –la capital ceremonial del país– a Akhetaton, una nueva ciudad expresamente mandada construir por él en una zona remota del Egipto medio, conocida en la actualidad como El-Amarna. El final de la vida de Akenatón continúa siendo uno de los grandes enigmas, así como si existió corregencia al final de su mandato con el misterioso Esmenkhare –o Semenejkara–, del que apenas se sabe nada. Sea como fuere, el joven Tutankamón accedió al trono egipcio en una época decisiva para la historia del imperio. 

David Sentinella Vallvé

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