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miércoles, 24 de septiembre de 2014

Simbolismo iniciático de la caverna (o cueva)

Simbolismo iniciático de la caverna (o cueva)



La cueva se halla en el interior de la tierra: es oscura. Entrar en ella implica abandonar la claridad de la vida corriente (de la mente habitual) para adentrarnos en lo desconocido de nosotros mismos (inconsciente, emociones latentes o reprimidas, pensamiento automático, traumas, energías internas que generalmente pasamos por alto, temores, etc). Nos importa ante todo el simbolismo, y desde este punto de vista no es de extrañar que las iniciaciones antiguas (prehistóricas y/o mitológicas) se realicen en el interior de cuevas, cavernas o antros. Entrar en la cueva equivale simbólicamente a entrar en la parte oscura de uno mismo, o incluso darse cuenta (siguiendo a Platón) que hasta ahora uno en realidad ha vivido de manera bastante caótica en un mundo de sombras.

En la isla de Menorca abundan tanto las cuevas naturales como las artificiales (salas hipóstilas troglodíticas, abrigos y cuevas excavados o semiexcavados en los barrancos y acantilados) dando testimonio de un pasado glorioso, cuando la Isla parece que fue un importante centro iniciático del Mediterráneo. La riqueza y belleza de los monumentos arqueológicos, y otros datos que no vienen al caso, parecen corroborarlo y nos permiten barruntar que la isla misma en su totalidad fue un centro sagrado, una isla-templo (isla “druídica”, sacerdotal…) punto de referencia para las élites espirituales del Mare Nostrum en épocas remotas de difícil e irrelevante datación.

El simbolismo de la cueva está en el centro de todo ello y la Isla misma parece mostrarlo materialmente con una caverna extraordinaria, tamaño catedral y frondosa boca (véanse las fotos), que hasta hoy la gente más sensible sigue visitando con fervor y respeto. La caverna simbólicamente se halla relacionada con la montaña formando ambas un par de opuestos (elevación al cielo y descenso a las profundidades) que Guénon tan bien ha comentado en losSímbolos fundamentales de la ciencia sagrada. La Isla de Menorca posee como centro, eje y columna de su peculiar geografía, el Monte Toro, con el precioso templo dedicado a la Virgen María, patrona de la isla, no sólo en la modernidad católica, sino desde los tiempos prehistóricos y mucho antes del cristianismo, aunque en aquel entonces ella fuera llamada con otros nosmbres y representada con otras variantes iconográficas.

La Virgen es la iniciadora en los misterios y la caverna representa esta su dimensión interior, “uterina”, renacedora, gestante, oscura, misteriosa, pero altamente fructífera, ya que de ese nuestro interior desconocido que ella representa y gestiona, aparentemente oscuro y a menudo temible, saldrá como una estrella la luz resplandeciente, la gloria y la victoria de nuestro Niño Interior, el Yo Verdadero, que transmuta todas las penas y oscuridades en amor, bondad y belleza.

En la leyenda del Monte Toro, se relata que la Virgen, antes de ser encontrada, es vislumbrada por un contemplativo desde su encierro conventual, y que luego es hallada en una santa cueva dentro de la montaña, con ayuda del Toro, que rompe la roca para facilitar el paso y con el teson de sus pezuñas escala el monte hasta la cúspide abriendo camino a las alturas, donde finalmente es colocada la imagen de María, dentro del templo, irradiando la luz virginal sobre toda la isla y la tierra en general, es decir, sobre el “valle de lágrimas”. El templo mismo (todo templo en general, y el templo cristiano en particular) reproduce en su estructura el simbolismo de la caverna. El templo en la cima de la montaña santa corrobora a asociación simbólica entre cueva y monte más arriba señalada.


No hay contradicción pues entre el descenso a las desconocidas profundidades de nuestra psiqué y la elevación de nuestra mente a la claridad del cielo y a la visión de las luces varias que contiene. Captar el simbolismo implica saber superar las aparentes contradicciones reconociendo el sentido, o mejor, encarnándolo en nuestro ser,…en nuestras tripas.


La cueva o caverna es un arquetipo universal directamente relacionado con el nuevo nacimiento (o “renacimiento”) del ser humano en esta vida, y por lo tanto es un símbolo iniciático de primer orden. Zeus, Hércules, Orfeo, Mahoma y tantísimos otros son iniciados en cavernas por maestros y escuelas que las tienen como lugar de encuentro, enseñanza, meditación y ceremonia. También en Oriente la cueva aparece vinculada al simbolismo de la iniciación a los msiterios y al renacimiento en sentido espiritual. En la alquimia taoista, aparece por ejemplo vinculada al nombre de uno de los grandes tratadistas, el Viejo Liu llamado “habitante de la caverna” y probable transmisor del “Secreto de la Flor de Oro”. Comentando su lugar de origen, el Chen-si de la China, escribe Pierre Grison que esta región <<…cuenta con innumerables habitaciones troglodíticas excavadas en los acantilados de loess. Pero es también conveniente señalar que la caverna es tradicionalmente en la China como en todas partes, un “pasaje” hacia el mundo de los Inmortales <léase, los plenamente iniciados>. El mismo carácter tong tiene el doble sentido de “caverna” y de “penetrar, comuniciar, comprender (las cosas escondidas)”. Homologada al crisol de los alquimistas, la caverna es el lugar del “nuevo nacimiento” iniciático>>.

<<El Chen-si -sigue comentando Grison- es la región donde se retira Lao-tse tras haber franqueado el “pasaje”, y donde los ancestros de los Cheu habían vivido en las cuevas. Llamar pues al referido sabio taoista Liu Yen “el huésped de la caverna”, no está exento de intenciones simbólicas.>> (cf. Le traité de la Fleur d’Or du Suprème Un, p.11)


El simbolismo iniciático de la cueva  en el sentido espiritual del Kung-fu/ Tai-chi/Chi-kung, tal como lo practicamos en el Arte de la Energía, en relación directa con la alquimia interna y el renacimiento, que los sabios taoístas denominan “la endogenia del Inmortal” en cada uno de nosotros.

http://artedelaenergia.wordpress.com/2012/08/30/simbolismo-iniciatico-de-la-caverna-o-cueva/

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