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sábado, 27 de septiembre de 2014

CREACIONISMO Y HOMO SAPIENS

CREACIONISMO Y HOMO SAPIENS
Johnakan

Desde el homo erectus en adelante, la mente reactiva, a lo largo de miles y miles de años, fue dando paso a la mente analítica, no cediéndole todo el terreno. Aun hoy, en este presente de este planeta Tierra, los seres más supuestamente evolucionados, los homo sapiens, tienen mente reactiva. Pero en los albores de la humanidad, cuando la mente analítica no llegaba a discernir bien, todo fenómeno que no tenía una explicación era atribuido a dioses, y de allí se formaron los distintos mitos.


Hay una teoría, que incluso la sostienen los pueblos más civilizados, que es el creacionismo. El creacionismo toma literalmente la Biblia pero no tienen en cuenta, como tampoco tienen en cuenta muchas escuelas iniciáticas, que la Tierra no es el centro del Universo. Se calcula que en nuestra galaxia, Vía Láctea, hay trescientos mil millones de soles. Como ya se dijo en distintas oportunidades, aunque hubiera un planeta habitado cada un millón de soles quedarían trescientos mil mundos habitados en nuestra galaxia y, como la astronomía cada vez avanza más, se sabe que hay miles de millones de galaxias como la Vía Láctea o más grandes, como la vecina galaxia de Andrómeda. Entonces, cuando se habla de creacionismo, ¿a qué nos referimos? ¿Que la tierra tiene seis mil años o que el Universo tiene seis mil años?

Porque cuando el homo erectus, que se calcula que tiene cuatro millones de años de antigüedad, dio paso a otras especies de homínidos: el hombre de Pekín, el hombre de Java, Australopitecus y más recientemente el hombre de Flores, el homo Neanderthal y por último, el cromañón, que es el antecesor inmediato, la misma familia, podríamos decir, del homo sapiens actual.

Muchos comentan que el homo sapiens es un experimento genético y mi pregunta es -pregunta a la cual yo tengo la respuesta, simplemente busco que penséis-: ¿Y qué sucedió en los distintos miles de mundos donde también ha surgido el homo sapiens cuyo ADN de ese ser tiene una similitud casi exacta al homo sapiens de la Tierra? ¿También fue creado? ¿En los miles de mundos fueron creados? Porque ahí vendría una pregunta irónica: -¿Quién creó a los creadores?- Y ahí la respuesta no podría ser la misma que cuando preguntamos quién creó a Eón porque Eón es eterno, es presente, fue pasado y será futuro; estuvo siempre. Cada manifestación suya es un nuevo Big Bang. Pero cuando hablamos de otras razas sería incoherente decir: -Han estado siempre-. Entonces, el ser encarnado en el planeta Tierra tiene una dualidad de pensamiento, una dualidad que sería casi opuesta una a la otra. Por un lado se siente el dueño de la Creación, al punto tal de que antes de que la astronomía creciera se pensaba, como lo piensan todavía algunos creacionistas, que el planeta es el centro del Universo; un Ego narcisista global, podríamos decir. Pero por el otro lado se sienten tan pequeños que no reconocen que podrían evolucionar por sus propios medios; necesitan -su ego necesita- de una raza que los haya creado, cuando no es así.

Y, como ya dije en distintas oportunidades, es más perniciosa una verdad salpicada de falsedades que una falsedad pura, porque la falsedad pura es detectable. Una verdad salpicada de falsedades puede pasar como aquel billete que un falsificador lo hace hasta con el sello de seguridad. ¿Y a qué le llamo verdad llena de falsedades? Es cierto que, en algún momento, en este sistema solar pudo haber pasado dos cosas: una, que el cinturón de asteroides nunca haya llegado a cohesionar y a formar un mundo que, en realidad, cohesionado sería más pequeño, de los que muchas escuelas iniciáticas creen o bien que en los albores del sistema solar las distintas gravedades de los planetas mayores gaseosos no le permitieron cohesionar, y hablo de Júpiter. Si pensamos que hubo un planeta errante que chocó con ese mundo, convirtiéndolo en un cinturón de asteroides y que el otro mundo siguió su rumbo la pregunta sería: ¿Por qué el otro mundo salió indemne? Si dos trenes vienen por la misma vía en sentido contrario uno hacia el otro a cien kilómetros por hora entiendo que los dos van a quedar hechos trizas. ¿Por qué un mundo se convierte en un cinturón de asteroides y el otro queda indemne, recorriendo el sistema solar cada período?

Los mitos son importantes porque permiten trabajar la imaginación. Fijaos que a un niño, cuando es pequeño, sus mayores le cuentan cuentos. A medida que el ser va creciendo y ya su madurez le hace entender que son historias inventadas, anhela quizá ese mundo de fantasía. ¿Qué adulto no anhela esos mundos de fantasía de la niñez? Y, ¿por qué? Porque en esos mundos siempre ganaban los buenos, porque en esos mundos existía la magia. Hoy existe la magia en el mundo real, pero es otro tipo de magia. Entonces, como los adultos no se pueden aferrar a esos cuentos porque saben que no existen, se aferran a los mitos y no está mal, no está para nada mal, porque es bueno trabajar la imaginación... es muy bueno, activa el decodificador el trabajar la imaginación. Admiro a los escritores. Pero, ¿qué sucede cuando algunos, por oportunismo, otros por ingenuidad, otros directamente por convencimiento real, creen que esos mitos son ciertos y escriben libros sobre ellos, dan seminarios sobre ellos? No está mal, tampoco, la diversidad de opiniones, mientras no se llegue a un extremo tal de desequilibrio que perturbe la evolución, como ya ha pasado en los siglos oscuros donde la religión atrasó siglos a la humanidad porque ya he dicho en distintas oportunidades: si hace 2.600 años sabios de oriente podían medir la curvatura de la tierra hasta sacar, casi con exactitud, una circunferencia de cuarenta mil kilómetros, ¿cómo puede ser que hasta hace quinientos años atrás se pensaba en la tierra plana y que al final del mar había un abismo? Eso fue obra de la oscuridad de la religión.

Volviendo al tema de los mitos, son buenos, hacen trabajar la imaginación. pero no permitáis que os degrade la coherencia, que os degrade el sentido común. Es verdad que hay cosas aún que el homo sapiens no ha descubierto sobre formas de vida que resisten altísimas presiones y altísimas temperaturas, y muchas cosas que no voy a comentar en esta conferencia. No está mal aferrarse a la fantasía, pero tened los pies sobre la tierra, no disfracéis la realidad.

Con respecto a la magia, la magia existe en el mundo real como también existe la alquimia, que no tiene nada que ver con aquella alquimia de la edad media. Existe la transmutación, la transmutación del ser, y esa es la magia alquímica: el transformar a cada ser humano en un ser mejor, en un ser que se brinda, en un ser carente de ego, en un ser que escapa a las luchas de apariencias, en un ser que escapa al narcisismo, porque el ego es doblemente pernicioso. La lucha de egos generalmente se la da el narcisismo, la pedantería, pero está un rol de ego opuesto de aquella persona que no se atreve a sacarse su máscara, se esconde tras ella como protección porque se siente expuesta ante la mirada de los demás y, aunque parezca una paradoja, esa persona que se siente expuesta y busca esconderse para no ser vista, es quien más precisa de la aprobación de los demás. No hace falta tener una máscara; se trata de confrontar. Confrontar no es exponerse, confrontar es tener la valentía, el coraje de salir a la batalla contra el propio ego, entendiendo que el ego no se elimina porque forma parte de cada ser, entendiendo que el ego se integra en un yo central y la persona pasa a ser la dueña de su propia vida, la persona coge el timón de su propia barca y ya no precisa la aprobación del otro. Obviamente que tampoco debe pasarse al otro extremo de creerse dueña de la verdad absoluta y no escuchar a nadie porque el intercambiar opiniones y el intercambiar ideas es una de las cosas más hermosas que tenéis. Y no hay obligación de estar de acuerdo, como tampoco hay obligación de estar enfrentados; las dos cosas son negativas. Uno acuerda porque verdaderamente le cierra lo que le dice el otro. Acordar para quedar bien es buscar la aprobación pero cerrarse en una postura es narcisismo.


Siempre hay que buscar el equilibrio y si uno tiene la seguridad de que su postura es la correcta, que tome como dato estable esa postura y viva con ella. Si el día de mañana se da cuenta de que estaba errado con esa postura adoptará otra. Se trata de ser elásticos como el junco, porque el junco se dobla pero no se rompe; el roble es muchísimo más fuerte, pero si le pones peso tras peso, se termina partiendo la rama. Siempre tenemos que ser elásticos en las ideas, flexibles en el pensamiento. Ser flexibles no significa estar a la deriva como un barco sin timón o ser como la veleta que se mueve para donde va el viento. Ser flexibles significa escuchar, recapacitar y absorber lo que le es útil a cada ser. Quizá lo que le sea útil a uno no le sea útil al otro. Pasa lo mismo con un libro que tú compras, donde quizá marques en amarillo algunas frases que te sean muy importantes y no todo el libro, pero esas cinco o seis frases que marcaste, quizá valgan más que lo que has pagado por el libro, quizás las cinco o seis frases que otro ser te dijo te sean útiles para recorrer tu camino, aun no estando de acuerdo en todo, porque lo importante no es acordar en todo, sino tener amplitud de criterio.

Gracias.

Jorge Olguín.

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