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jueves, 10 de octubre de 2019

PARABOLA DE LAS ACEITUNAS

PARABOLA DE LAS ACEITUNAS
Qda:.Hna:. Sofia Cárdenas Díaz 

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'La sal que conserva las aceitunas es la condición de nuestra vida. 

Antes de que se pueda emprender un verdadero trabajo, debe ser eliminada por lavado. Para obtener buenos resultados, es necesario elegir las mejores aceitunas, las de mejor calidad. 

Las aceitunas pueden ser los diversos aspectos de ti mismo; o, cada aceituna puede ser una persona potencialmente útil para el Trabajo. Ha sido dicho que "muchos serán los llamados, pero pocos los elegidos". El frasco, que debe ser lavado cuidadosamente, es el cuerpo, o el espacio ocupado por uno, o por el grupo. El agua adopta el color del envase en que se la coloca, y deseamos que esta agua sea tan clara como un arroyo de montaña. Por ello es tan importante el lavado ritual. Pero de eso ya hemos hablado. 

‘Las aceitunas se toman muy delicadas después que se eliminó la sal que las conserva, de modo que hay que colocarlas en el frasco con cuidado y con amor y, desde ya, con conciencia. Luego viene el agua hirviendo; el primer bautismo, el bautismo con agua. Es una inmersión total, que en cierto sentido, en el mundo relativo, es muy dolorosa. 

Debes comprender que este camino requiere un sufrimiento consciente. Recuerda que el rosal puede producir una rosa perfecta solamente si se lo poda debidamente. La poda puede causar dolor a la planta, pero si la planta comprende la necesidad, se llenará de gozo cada vez que el jardinero se acerque con las tijeras. Si hemos de avanzar en este camino, es necesario reconocer la necesidad del sufrimiento. 

‘El agua se deja en el frasco sólo el tiempo suficiente para que las aceitunas se hinchen. La piel no debe romperse, por que si una aceituna se pudre, las otras se arruinarán. El cocinero debe saber cuánto tiempo dejar el agua en el frasco, y a qué temperatura. 

'Ahora el cocinero agrega limón y menta. ¡Qué buena combinación de sabores! Deberías probarla con cordero asado, ¡delicioso! Es una mezcla perfecta de ácido y alcalino, positivo y negativo, yin y yang. 

Y finalmente se agrega aceite de oliva, y entonces las aceitunas quedan equilibradas. Este es el segundo bautismo. Es el bautismo en Espíritu, la esencia de las aceitunas. Esto es alquimia, ¿te das cuenta?, y es un acertijo. Debes agregar algo al potaje, que es al mismo tiempo la verdadera esencia de lo que estás cocinando. Luego aprietas fuerte la tapa y lo dejas durante cuarenta días y cuarenta noches, el tiempo necesario para que ciertos aspectos del proceso creativo se produzcan. Al final de ese lapso todo debería estar equilibrado y mezclado adecuadamente. El limón y la menta se habrán mezclado con el aceite de oliva, y el sabor de las aceitunas con el del aceite y con los demás ingredientes, todo se hará uno. El ciclo se ha completado, y todo vuelve a su origen.' 

Un viaje Sufi. 

Rashad Field

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