La mente de un Programador de Computadoras desde una perspectiva
aplicada al mundo real.
Luego de 29 años de ser programador de computadoras; partiendo desde las CZ Spectrum de 1Kbyte de RAM, pasando por las de 16Kb de RAM, las de 48Kb de RAM, hasta llegar a las potentes computadoras personales de la actualidad; puedo llegar, y sin temor a equivocarme, a una muy acertada conclusión y definición respecto de la mente de la mayoría de los programadores, junto a los cuales, humildemente me incluyo.
La cualidad numérica o matemática, que un programador va adquiriendo con el pasar de los años, depende, en primera instancia, de que tipo de sistemas es el que aquel desarrolle. Si la orientación del programador es la de desarrollar sistemas de gestión de empresas; en donde las matemáticas, el cálculo de estadísticas y probabilidades, las proyecciones, etcétera, están presentes en aquellos, como una parte vital; ese especialista en elocuencia virtual, va a ser poseedor de una gran capacidad de ver el mundo que lo rodea por medio de una mirada diferente a cualquier otra persona, la cual, esa mirada, estará repleta de una muy bien ganada percepción a priori de sucesos. Con esto quiero decir que, el programador matemático, es una persona un tanto mas susceptible a detectar ciertos eventos, un tiempo antes de que estos ocurran, gracias a la utilización constante del cálculo de Probabilidades y Estadísticas en su trabajo. El programador es una persona que ha preparado su mente analítica de tal forma, que su cerebro, ante una cadena de eventos pasados; sin importar si dichos sucesos son recientes o no; responde con la mejor opción posible ante dicha situación, traduciéndose ello en una mejor toma de decisiones o bien, en una previsión un tanto anticipada de ciertos hechos eventuales.
Respecto de la
cualidad lógica; y que fuertemente desarrolla un programador de sistemas, a
medida que pasan los años relativos a su experiencia; está relacionada
estrechamente con la gran cantidad de líneas de código de programa de contenido
condicional, que cualquier programador escribe dentro de un sistema. Los
escritos condicionales, dentro de un programa, no son mas que la toma de
decisiones que llevará a cabo en la ejecución del propio programa para decidir
entre una, dos, tres o bien cientos o miles de decisiones, dependiendo de su
propio contexto de datos e infraestructura computacional y de redes. Por lo
tanto, y si bien las últimas decisiones las toma el programa en su tiempo de
ejecución, el que ha pensado y escrito esas líneas de código para que esto
suceda eficientemente, es ni mas ni menos que el ser humano que ideó y
desarrolló el programa. En consecuencia, respecto de este gran ejercicio de
decisiones, primero en la mente del programador, y luego ejecutándose en
"la mente de la computadora", prepara a aquel para que, del mismo
modo que en la cualidad matemática, pueda mirar la vida con ojos y mente
lógicos, sin siquiera realizar mucho esfuerzo, ya que el constante ejercicio de
lo que llamaría yo, una toma de decisiones implícita, de modo que al momento de
que el programa las haga explícitas, estas resulten en un gran y eficiente
éxito en su flujo de control lógico. El programador mira la vida con una gran
experiencia y bagaje lógico en su cerebro, de modo tal de poder llegar a saber
que decisiones tomar y en que momento. Obviamente que el programador toma las
decisiones teniendo en cuenta una colección de datos previos junto con los
sucesos que ocurren paralelamente. Por lo tanto aquel es un experto en usar su
cerebro para tomar decisiones, lo cual incuestionablemente es aplicado en su
propia vida.
En cuanto a la cualidad empática, o de ponerse en el lugar del otro, que también es acreedor el cerebro y la mente de un desarrollador de software, puedo dar fe de que el constante hábito de colocarse mentalmente dentro del muy amplio contexto de miles y miles de líneas de programa, teniendo en cuenta además, todas y cada una de las necesidades del contratante del servicio, pero además teniendo en consideración el bagaje de usuarios que lo operarán, de manera de interrelacionar lo solicitado con lo operado. Es decir, que el programador debe colocarse en el lugar de la persona que solicita ese producto intangible, que es el software; tratando de representar, en el producto final, lo que realmente el comprador requiere y pensó previamente para su empresa; pero también, aquel programador debe colocarse en el lugar de un conjunto bastante amplio de tipos de usuarios que lo utilizarán, de manera tal que ante cualquier omisión, error o descuido por parte de esos operadores o usuarios, el propio sistema sepa que lógica seguir sin afectar la integridad de los datos que este administra. Entonces, por medio de la magnánima cualidad de colocarse en el lugar del otro, el programador, al igual que las demás cualidades anteriormente explicadas, ha entrenado a su cerebro y a su mente con la mencionada capacidad en cuestión, tan importante hoy en día dentro de este mundo cada vez mas humanamente aislado y virtualizado. Este programador, con su experiencia, y de una manera casi automática en todo los momentos de sus relaciones interpersonales, se encuentra realizando un claro ejercicio aplicado de empatía sobre su vida real, pudiendo ser capaz de obtener una mejor visión del estado psíquico y anímico de las personas que lo rodean y con las cuales interrelaciona frente a frente o a distancia.
En conclusión, por medio de estas tres cualidades detalladas arriba, el programador de computadoras, a medida que adquiere mas y mas experiencia con el paso de los años, se va transformando progresivamente hacia una vida introspectiva por excelencia, pensando la palabra en silencio, como si se colocara mentalmente dentro de una gran historia, dentro de una especie de novela de ficción, y que es su propio programa desarrollado, teniendo en cuenta además, sus personajes, o sea el cliente y los usuarios, y también una gran trama dotada de cientos de miles y hasta de millones de líneas o renglones de código.
El programador de software, a partir de su empirismo virtual acumulado, percibe a la vida real por medio de una gran apertura mental, además de ser capaz de asimilar con mucha facilidad y profesionalismo otras ramas del saber como son las filosóficas y las psicológicas.
Nelson J. Ressio.
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