Neil Freer
(Es algo trivial que existen cantidad de mitos locales relativos a variados temas entre los pueblos más o menos primitivos por todo el mundo. Aquí solo consideramos las últimas interpretaciones sobre los “dioses” transculturales relacionados en la historia humana como mitos, no reales.
También anotamos que las antiguas civilizaciones no llamaron a los Annunaki “dios”. Se referían a ellos como maestros, señores, en el sentido de gobernantes.)
Aquellos que todavía mantienen la interpretación mitológica están en una posición insostenible.
Se encuentran con que tienen que mantener que los mismos ciudadanos que, según ellos, crearon – o tuvieron visiones - a los dioses a través de sus primitivas imaginaciones y proyecciones precientíficas ingenuas como la personificación de las inmensas fuerzas naturales fueron los mismos primitivos que de algún modo supieron construir la asombrosa Pirámide de Gizeh; los que de algún modo extrajeron, cortaron y trasladaron al lugar las mil toneladas de piedra del “Templo” de Baalbek (una plataforma de lanzamiento de cohetes) que incluso nuestra moderna tecnología no puede ni intentar levantar; de algún modo sabían el gran ciclo precesional de los cielos, la existencia de los diez planetas de nuestro sistema solar y como se formó el mismo (documento: Enuma Elish)
Para escapar de este embarazoso dilema, algunos caen en la explicación de que “debería” haber existido una civilización aún más antigua, perdida ahora en el misterio del tiempo, cuya identidad no podemos conocer que “debieron” haber sido destruidos o declinaron - pero que de alguna manera dejaron la suficiente tecnología y sabiduría esparcidas para impulsar el comienzo de la primeras civilizaciones que conocemos.
Pero deben mantener esta interpretación enfrentándose a la clara declaración de los sumerios y la de todos los otros pueblos antiguos de que los dioses eran de carne y hueso de verdad, presentes delante de ellos, que les dieron la civilización.
La definición de que los lugares citados en las leyendas antiguas eran míticos ha sido gradualmente refutada empezando por el trabajo de Schliemann (un comerciante Alemán que se negó a creer que las ciudades antiguas legendarias fueran míticas y arriesgo su dinero para ir a Oriente Medio con mapas antiguos y excavar Troya, así abrió el sello del mito) y completadas con el re-descubrimiento de todas las ciudades antiguas y centros en todos los continentes.
Los hechos relacionados con los “dioses” de antaño y la tecnología que se les atribuía, considerados como mitos y leyendas primitivas, han sido refutados gradualmente, empezando con el descubrimiento de documentos en las ciudades más antiguas y reforzados por el descubrimiento de la gran biblioteca de Ashurbanipal en Ninive y la acumulación gradual de más de dos millones de objetos y documentos confirmando aquellos hechos con gran detalle.
El descubrimiento de ooparts*, herramientas de alta tecnología, juguetes, artefactos, y tecnología junto con documentación de conocimientos científicos avanzados ostensiblemente fuera de lugar en ese tiempo junto con conocimiento astronómicos de todo el sistema solar más allá de nuestro conocimiento actual ha reforzado la negación de la interpretación mítica.
* oopart - objeto fuera de lugar en el tiempo y/o en el espacio, por ejemplo una televisión en una cueva prehistórica. No he encontrado una palabra en español para traducirlo - Nota del Traductor
La interpretación de los “dioses”, los mismos Anunnaki, como míticos, seres irreales (según los mitólogos académicos), Arquetipos Jungianos (Joseph Campbell) y su relegación a alucinaciones esquizofrénicas (Julian Jaynes) ha sido gradualmente refutada empezando con el reconocimiento de la realidad de los acontecimientos atribuidos a ellos; es posible descartar los argumentos a favor de su irrealidad en base a que las acciones atribuidas a ellos parecen fantásticas, gracias al desarrollo de nuestra tecnología (cohetes, rayos láser, radio comunicación, ingeniería genética, armas atómicas y de emisión de partículas) que repiten esas proezas.
Esta interpretación ha sido complementada más a fondo por las investigaciones y exploraciones pioneras ofrecidas por Von Daniken y completadas por las demostraciones brillantes y detalladas de Sitchin y Sir Laurence Gardner, el historiador y genealogista Ingles.
La interpretación mítica ha sido apoyada por las religiones porque reconocer a los Anunnaki como seres reales sería abrir la puerta a una interpretación radical de todo el fenómeno de la religión y poner en cuestión la identidad real de la deidad verdadera en el centro de su sistema de creencias. Gardner ha traído a la luz, sin embargo, el hecho de que existe una historia muy documentada, robusta que lleva de regreso a los Anunnaki, propiedad de la tradición heterodoxa del Cristianismo.
Esta tradición es la tildada de herética y perseguida de manera asesina por la Iglesia Romana antes y durante la Inquisición. No hubo Edad Oscura para esta tradición, solo para aquellos a los que la Iglesia quiso mantener en la oscuridad sobre la verdadera naturaleza de la historia humana.
Ahora que hemos empezado a caminar sobre la luna y a explorar el sistema solar y tenemos sondas viajando hacia las estrellas, la posibilidad de una civilización alienígena que llegue aquí se da por sentado y una viniendo de nuestro sistema solar sería algo trivial en vez de un mito irreal.
La “Mito-Información” después de doscientos años de fallos, aunque aun se esconda detrás mantenida en la Universidad, es un tema muerto.
La Esencia del Paradigma de Sitchin
Trabajando en base a los mismos descubrimientos arqueológicos, artefactos, y registros recuperados que los arqueólogos y lingüistas han utilizado durante doscientos años, Sitchin propone - prueba, en su opinión - que los Anunnaki (en Sumerio: “aquellos que bajaron desde el cielo”), una civilización avanzada del décimo planeta de nuestro sistema solar, amerizaron en el Golfo Pérsico alrededor de 432,000 años atrás, colonizaron el planeta, con el propósito de obtener grandes cantidades de oro.
Hace 250,000 años los documentos recuperados nos dicen que sus mineros del escalafón inferior se rebelaron en contra de las condiciones en las minas y los dirigentes Anunnaki decidieron crear una criatura que ocupara su lugar.
Enki, su científico jefe y Ninhursag la oficial medica jefe, después de resultados insatisfactorios recombinando los genes animales con los del homo-erectus, mezclaron sus genes Anunnaki con los del Homo-erectus y nos produjeron a nosotros, el homo sapiens, una especie dual genéticamente, para sus propios intereses como esclavos. Como éramos un híbrido no podíamos procrear. La demanda de trabajadores esclavos creció y fuimos manipulados genéticamente para poder reproducirnos.
Finalmente, fuimos tan numerosos que algunos de nosotros fuimos expulsados de los centros de las ciudades Anunnaki, gradualmente extendiéndonos sobre el planeta. Llegando a tener un stock genético estable y desarrollándonos más precozmente, quizás, que lo que los Anunnaki habían previsto, los Anunnaki empezaron a ser atraídos por los humanos sexualmente y de estas uniones nacieron niños.
Esto era inaceptable para la mayoría del alto consejo Anunnaki y se decidió eliminar la población humana mediante una inundación que era predecible cuando Nibiru, el décimo planeta de nuestro sistema solar y el hogar de origen de los Anunnaki, viniera al interior del sistema solar de nuevo (hace unos 12,500 años) en una de sus vueltas periódicas de 3600 años de duración.
Algunos humanos se salvaron gracias a la acción del Anunnaki, Enki, que simpatizaba con los humanos a los cuales él originalmente había creado genéticamente. Durante miles de años fuimos sus esclavos, sus trabajadores, sus sirvientes, sus soldados en las batallas políticas entre ellos mismos.
Los Anunnaki nos utilizaron para la construcción de sus palacios (proyectamos sobre estos la noción religiosa de templo actualmente), sus ciudades, sus explotaciones mineras y refinerías así como sus complejos astronómicos en todos los continentes.
Ellos se expandieron desde Mesopotamia a Egipto a la India y a América del Sur y Central y el sello de su presencia se puede hallar en los lugares más lejanos del planeta.
Hace alrededor de 6000 años ellos, probablemente dándose cuenta de que su tiempo en el planeta llegaba a su fin, empezaron a dar gradualmente la independencia a los humanos. Sumer, una civilización humana, asombrosa, por su repentino origen y por su carácter maduro y avanzado en alto grado fue preparada bajo su tutelaje en Mesopotamia, los reyes humanos fueron inaugurados como intermediarios, jefes de las poblaciones humanas respondiendo ante los Anunnaki.
Algunos humanos fueron instruidos en tecnología, matemáticas, astronomía, artes avanzadas y en los modos de la sociedad civilizada. Las Civilizaciones elevadas de Egipto y Centroamérica surgieron.
Los Anunnaki se volvieron de alguna manera más lejanos a los humanos.
Alrededor del año 1250 AC habían entrado en la fase final de su desaparición. La población humana y los reyes dirigentes, ahora dejados a su suerte, empezaron a valerse por si mismos. Durante alrededor de tres mil años, consecuentemente, nosotros los humanos hemos estado atravesando una traumática transición hacia la independencia.
Las reclamaciones hechas por varios grupos de humanos que creían saber que deberíamos hacer para conseguir que los Anunnaki regresaran o cuando regresarían, perpetuaron los rituales de palacio y sociales aprendidos bajo los Anunnaki y en algunos casos el desacuerdo y la discordia irrumpió entre ellos.
La Religión, como la conocemos, se formó, centrada en el “dios” o los “dioses”, conocidos por los humanos claramente y sin ambigüedad quienes estuvieron en contacto con ellos como seres humanoides imperfectos de carne y hueso, ahora ausentes.
Fue solo mucho después que los Anunnaki fueron elevados finalmente a un carácter y estatus cósmico y, aun más tarde, mitificados debido a la lejanía en el tiempo.
Neil Freer
traducción de Ben Fishold
Versión original
del Sitio Web SapiensRising
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