Publicado por EL ARCA DE LOS DIOSES
Los seres conocidos por sus criaturas como “dioses” nunca pueden considerarse “muertos”. Esto se debe a que siempre inculcaban una dependencia de ellos para algún tipo de salvación, de modo que si se consideraba que habían dejado de existir, su gente seria abandonada su suerte.
El proceso continúa aun hoy: la matriz humana es engendrada con el complejo religioso que le permite vivir con tranquilidad, mientras realmente lo encadena a una limitación extrema.
Pero los dioses desaparecen de algún modo.
En el caso de Enki-EA, encontraremos que hay una tablilla sumeria que describe su desaparición metafórica.
En su libro Anton Parks sostiene firmemente la analogía que une a los personajes de Enki y Osiris, y utiliza esta analogía para “decodificar” esta tablilla sumeria con la ayuda de la doctrina funeraria egipcia.
También hace hincapié en que Enki-Osiris no fue realmente asesinado en Kalam (Sumer) (por lo cual el suceso no se describe generalmente en las tablillas de Mesopotamia), sino en Kemet (Egipto).
Anton Parks también sigue las huellas de Ereškigal, la hermana de Enki (citada en las tablillas de Mesopotamia), y de su hermana menor Ninanna (Inanna). Sus sombras entrelazadas nos llevan a las profundidades bajo la meseta de Giza.
En sus respectivos templos, Enki y Osiris eran objeto de cultos místicos relativos a la estabilidad del alma y a la resurrección. Los sacerdotes utilizaban artilugios para producir la ilusión de que vivían eternamente.
Los ritos funerarios eran numerosos en Egipto, porque la muerte allí no fue difamada como sucedió en Mesopotamia. El difunto objeto del ritual, imagen de Osiris y Horus, trascendía la muerte para perpetuar el mito de Osiris y reequilibrar el universo. La muerte no era sino un estado que servia para la transmutación del alma.
Sin embargo, en Mesopotamia, la muerte era terriblemente temida. Mencionarla abiertamente podría provocarla. Y por eso los sumerios preferían utilizar frases como: “el / ella se ha ido a su destino” o “su destino se ha apoderado de el / ella”.
Anton Parks en su libro declara que esta diferencia esta relacionada con el hecho de que Egipto estuvo mas inspirado por las fuerzas llamadas “de la luz” (Osiris-Enki / Kadištu), mientras que Mesopotamia estuvo bajo la influencia de las fuerzas asociadas con la “oscuridad” (Seth-Enlil / Anunnaki).
La frontera entre Egipto y Mesopotamia es una inmensa llanura desértica, conocida por los sumerios como Edin. Estaba bajo la soberanía de Seth-Enlil, el Gran Šatam (administrador territorial). Seth (Šeteš), el mitológico dios egipcio de los desiertos, habitaba en la tierra roja, el desierto y la tierra extranjera conocida como “Dešeret” (Dšr.t”), un término que en el KUR sumerio designa también a
“los países en el extranjero”. “Kur” tenia dos significados distintos para los sumerios. En primer lugar, la montaña donde residían
Los “dioses”, inaccesible a los mortales, universal y vivificante. Este seria el dominio primordial, el Kharsag de los Gina’abul-Anunna en las montanas Taurus.
El segundo sentido es el mundo del mas allá, el país de los muertos situado en general bajo la corteza terrestre, entre las aguas primordiales del Abzu y el mundo habitado arriba. Sabemos este caso no parece referirse a la tierra hueca, el Abzu, sino mas bien a la dimensión sutil o frecuencias mas bajas conectadas al inframundo, donde algunos Gina’abul habían establecido su dominio. Este dominio, desconocido para el común de los mortales, generalmente simbolizaba para los sumerios en el reino de los muertos.
Del libro: las edades de uras
NOTA. Jesús F. Ampuero
La tablilla sumeria a la que hago referencia es una de las doce en las que esta inscrita “La Epopeya de Gilgamesh” – en particular, la doceava, que es una especie de epilogo. Le sugiero que si no esta familiarizado con estas tablillas.
Consulte un resumen, como la presentación de Wikipedia para Epopeya de Gilgamesh. Pero ahí que tener presente que pocos investigadores parecen conocer la época en que realmente suscitan los acontecimientos descritos.
Datan las propias tablillas en torno al siglo 27 AC, y se supone que es esa la fecha real. También quisiera decir que el término de Anunnaki es el conocido por la mayoría de los lectores, pero hoy día se podría decir que la traducción real seria… “Anakim”.
Ahí que pensar, razonadamente, pensar que el hombre hubiese requerido al menos un millón de años para llegar a esta evolución que tenemos y realmente se hizo en un momento.
https://elarcadelosdioses.wordpress.com/2015/03/
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