El Adán Hermético
“Y creó Dios al Hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; macho y hembra los creo”
Génesis 1 – 27 (Versión antigua)
La interpretación literal del versículo superior – y de la Biblia – nunca ha sido aceptada por la ciencia hermética. En virtud de este versículo del Génesis y de otros, la Iglesia afirma que ha existido un primer hombre al que denomina Adán y del cual desciende toda la Humanidad.
Incluso aceptando que de un solo hombre pueden surgir todas las razas actuales por medio de la evolución genética y la selección natural; nos encontramos con el problema de una posible vida no terrestre.
Los místicos siempre han afirmado la existencia de la vida extraterrestre. La ciencia hasta ha calculado la probabilidad de mundos habitados. En el libro “Cosmos” de Carl Sagan [Nota 1] podemos encontrar la fórmula de Drake. Dicha fórmula nos da una estimación de la cantidad de civilizaciones en nuestra galaxia, la Vía Láctea, susceptibles de poseer emisiones de radio detectables. Es decir, no en todo el Universo, sino tan solo en la Vía Láctea y además con un desarrollo suficiente como para saber emitir vibraciones de radio. En pocas palabras, seres inteligentes. Y, sin ser muy alegres con los cálculos, Drake calcula que se podrían detectar 10 civilizaciones con estas características al año. Por si tiene usted curiosidad, la fórmula de Drake es la siguiente:
N = R* x Fp x Ne x Fl x Fi x Fc x L
Dónde:
R* = Número de estrellas que nacen en nuestra galaxia cada año y que viven el tiempo suficiente para poder desarrollar vida. Son unos 200.000 millones de estrellas al año.
Fp = Fracción de esas estrellas con planetas. Es frecuente que una estrella tenga planetas en órbita.
Ne = Número de planetas situados en la ecosfera, esto es, en la zona óptima para la vida.
Fl = Fracción de estos planetas que pueden desarrollar vida. La cifra se reduce a 25 millones de planetas.
Fi = Fracción de planetas donde evoluciona la vida inteligente.
Fc = Planetas donde la vida inteligente alcanza un desarrollo tecnológico que permita la comunicación interestelar. Estimando un promedio del 1%, quedan 250.000 planetas.
L =Persistencia. Es decir, el tiempo que una civilización con ese nivel tecnológico sobrevive.
Por si esto fuera poco, el propio Papa ha admitido dicha posibilidad, es decir, por vez primera la ciencia y la religión parecen ponerse de acuerdo en algo. El 5 de Julio de 2012 el director del Observatorio Astronómico del Vaticano, el jesuita argentino José Gabriel Funes, explicó desde Castel Gandolfo (Italia), que hay grandes probabilidades de que exista vida fuera del planeta Tierra. En declaraciones a ACI Prensa y comentando la posibilidad de encontrar vida inteligente fuera de la Tierra, el sacerdote afirmó que “sería posible la existencia de vida en el universo“. De ser así, “los católicos no tenemos necesidad de cambiar nuestra visión del universo“, afirmó, y “Dios, en su libertad, podría haber creado otras criaturas también inteligentes y poder ser parte de la creación“, agregó.
Si nos basamos en esta posibilidad al menos tendría que haber habido un “Adán” en cada uno de dichos mundos habitados, lo cual nos dice que la idea Bíblica de un Adán no es correcta. Por otra parte, ¿Dónde nos queda eso de “a su imagen”? Es de suponer que los habitantes de otros mundos diferentes al nuestro habrán evolucionado de modo diferentes a nosotros y su cuerpo y características se habrán adaptado a las condiciones de su mundo dando lugar a características morfológicas diferentes. En tal caso ¿Qué razón tenemos para creer que Dios sea igual al hombre y no igual a otro de los seres por él creado? ¿por qué no ha de ser a imagen de un alienígena?. La afirmación Bíblica es exclusiva e indicaría una preferencia de Dios por una de sus criaturas en detrimento de las otras, lo cual es un contrasentido en un Dios que ama a toda su creación. Nos queda la otra salida de creer que todas las criaturas del Universo son iguales, pero implicaría que las condiciones de todos los mundos habitables serían iguales y su evolución exactamente igual ¿Qué sentido tendría que Dios crease mundos exactamente iguales? ¿Por qué repetir todo?
El problema real radica en la interpretación literal que hacemos de las escrituras. Si asociamos esa “imagen” a la imagen material nos encontramos con el problema descrito; pero si la asociamos a la imagen espiritual el problema desaparece por completo. El Alma del Hombre o de cualquier otro ser que habite en el Universo no es más que una imagen del Alma Universal, es un ente puro, espiritual, una energía que se adapta y amolda al cuerpo material que anima. Es el Alma a lo que se refieren las escrituras y es el Alma a lo que denomina Adán,
Dios ha creado un Alma Universal a su imagen y semejanza, ha creado un Adán semejante a El. No hay problema en esto, las condiciones de cada planeta o la forma y constantes morfológicas de cada ser no influyen para nada en el Alma, ya que esta no es material, ella se amolda a lo necesario para poder encarnar donde sea necesario. Pero ella es siempre igual. El Alma del hombre o de cualquier otro ser del Universo es una imagen de Dios, de esa Alma Universal o Adámina que se adapta al cuerpo de cada Ser. Todos los seres son diferentes en su aspecto material pero iguales en su aspecto universal, en su Alma. Adán es Alma, es Espiritu, es Perfección.
La caída del hombre del paraíso no es más que la encarnación del Alma, del Adán hermético, en el cuerpo material del hombre en la Tierra. La caída era necesaria para que el ser humano naciese, era preciso caer desde lo puro, desde lo espiritual, a lo material. En la propia Biblia podemos leer:
“Entonces el SEÑOR sopló el espíritu de vida en el rostro de esa estatua, es decir, creó el alma y la introdujo en ella la cual se convirtió en un hombre vivo.”
En otras palabras, hizo de barro el hombre (y cualquier otra criatura extraterrestre) y luego le dio vida insuflando el Alma en su interior. Dado que el Alma es energía, esta es la misma en todos los casos.
Solo aceptando esta interpretación – defendida desde hace siglos por los místicos – es posible tomar por verdaderas las palabras Sagradas reveladas en las Escrituras Sagradas. No sólo de la Biblia sino de cualquier otro libro sagrado pues, con diferentes términos, todos enseñan lo mismo. En el caso de la Biblia, que es el libro Sagrado que mejor conozco, el término “hombre” debería ser sustituido por “Ser vivo inteligente” o algo similar. Pero hemos de tener en cuenta que la Biblia fue escrita en una época y para unos hombres con un conocimiento determinado. Así pues, concedamos licencia para dejarla como está ante la adecuación a las creencias de aquellos tiempos, pero seamos consciente que es necesaria una interpretación “no literal” de sus escritos para que tenga sentido.
Notas
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p style=”text-align: justify;”>[1] Carl Edward Sagan (Nueva York, Estados Unidos, 9 de noviembre de 1934 – Seattle, Estados Unidos, 20 de diciembre de 1996) fue un astrónomo, astrofísico, cosmólogo, escritor y divulgador científico estadounidense. Carl Sagan ha sido muy popular por sus libros de divulgación científica —en 1978, ganó el Premio Pulitzer de Literatura General de No Ficción por su libro Los Dragones del Edén—, por la galardonada serie documental de TV Cosmos: Un viaje personal, producida en 1980, de la que fue narrador y co-autor, y por el libro Cosmos que fue publicado como complemento de la serie, además de por la novela Contacto, en la que se basa la película homónima de 1997. A lo largo de su vida, Sagan recibió numerosos premios y condecoraciones por su labor como comunicador de la ciencia y la cultura. Está considerado como uno de los divulgadores de la ciencia más carismáticos e influyentes, gracias a su capacidad de transmitir las ideas científicas y los aspectos culturales al público no especializado con sencillez no exenta de rigor, lo que ha dado origen a multitud de vocaciones científicas entre el público general.
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