Él es el Arcángel de la Piedad dentro de la tradición judía. Por eso, en la metafísica esotérica se lo ha considerado el Arcángel de la Llama Violeta, asociándolo así al perdón, la liberación y la transmutación que aquella representa. Ciertos ocultistas ven en Zadquiel al arcángel que lleva los registros del karma, de cuyo peso intenta librar a los humanos infundiéndoles el don de perdonar. 
Él es uno de los siete grandes arcángeles y uno de los llamados “Ángeles de la Presencia” (los ángeles que están en presencia de Dios), además de uno de los nueve Regentes del Paraíso según ciertas fuentes. El nombre “Zadquiel[1]” significa “Justicia de Dios”. La Cábala asocia a éste arcángel con la sefirot (emanación divina correspondiente a uno de los 10 aspectos esenciales de Dios) Jesed, sefirot que expresa la Piedad-Compasión-Misericordia[2], o bien la Bondad entendida básicamente en base a las fuerzas anteriores. De allí que se le haya dado los siguientes títulos: Ángel de la Misericordia, Ángel del Perdón, Ángel de la Compasión, Ángel de la Transmutación, Ángel de la Liberación, Ángel de la Memoria, Ángel del Recuerdo, Ángel de la Magia, Ángel de la Alquimia, entre otros.
Pero entonces: ¿cómo se concilian todos esos aspectos dentro de la naturaleza de Zadquiel, sobre todo la justicia con el perdón? La explicación es la siguiente:
La justicia, sobre todo la divina, es indisociable del perdón, hecho este que llevó a Juan Pablo II a decir que “no hay justicia sin perdón”[3]. No obstante la justicia no es el perdón, pues aquel es solo uno de sus aspectos-manifestaciones. Así, ya que Zadquiel está asociado a la sefirot de la Piedad, la justicia que representa es la justicia del perdón, la cual es el aspecto compasivo, misericordioso y piadoso de la justicia en general. Es por eso que el título de Arcángel de la Justicia es más propio de Uriel, quien representa a la justicia en sentido integral y por tanto a los aspectos coercitivos y rigurosos de aquella (por algo es el arcángel que porta las llaves del Infierno). Pasando a la relación perdón/liberación, se ve con claridad que el perdón representa una liberación tanto para quien perdona como para quien es perdonado: el que perdona, al menos en el plano humano, se libra del resentimiento, del rencor, del odio (si acaso existe), de la herida que representa el recuerdo constante y nocivo de la falta de la cual se ha sido víctima; el perdonado, se libra en cambio de la amenaza de una posible venganza o castigo (según sea el caso), como también de toda la mala voluntad y energía que lo tenían como blanco. Y es que el perdonar es indisociable de una cierta limpieza interior en relación a la actitud que se tenía frente al recuerdo de la falta que se cometió contra uno: es por esto que, siendo Zadquiel el Ángel del Perdón, lo es también del Recuerdo (por ende de la Memoria) y de la Transmutación, puesto que la transmutación representa una transformación espiritual de carácter elevador y purificador, tal y como acontece en el marco de la limpieza interior requerida para otorgar el perdón verdadero.
Por lo anterior, para ciertos ocultistas Zadquiel es el arcángel que custodia los archivos de las vidas pasadas y del karma de cada cual, estando así asociado a la limpieza del karma en virtud de su papel de Ángel[4] del Perdón. La razón es tan simple como sigue: al perdonar, estamos quitando karma (la mala actitud merecida que le hemos guardado) a quien perdonamos, por lo cual nos hacemos merecedores de que Dios nos libre de parte de nuestro karma, estando esa liberación en función de la gravedad de la falta que perdonamos y de la calidad de nuestro perdón.
Resulta ahora claro el que en la Metafísica (no como rama de la Filosofía sino del Esoterismo) se lo haya asociado al Rayo Violeta (o Llama Violeta), diciendo que controla a los Ángeles Violetas y que ministra y esparce los poderes de la Llama Violeta, sobre todo a quienes la invocan y solicitan. En cuanto a qué es la Llama-Rayo Violeta, aquella es una fuerza espiritual compuesta de distintos atributos relacionados entre sí: Transmutación, Perdón y Liberación, básicamente; para los ocultistas (sobre todo los seguidores de Saint Germain), este rayo es el más poderoso de los siete y es un rayo que transforma o transmuta todo lo malo, elevando la frecuencia vibratoria de las energías espirituales. En total hay Siete Rayos o Siete Llamas, correspondiéndose cada una de esas llamas a un arcángel particular.
Debido a su papel como Arcángel de la Llama Violeta, Zadquiel se ha convertido en el arcángel más importante dentro de todos los círculos esotéricos derivados a partir de la obra de Madame Blavatsky, quien es prácticamente la madre del esoterismo occidental actual, al menos de aquel que más se ha difundido y practicado.
Por ese papel de Arcángel de la Llama Violeta es en gran parte que a Zadquiel se le llama el Arcángel de la Invocación, puesto que cada una de las Siete Llamas, y sobre todo la Llama Violeta, actúan y se manifiestan (a nivel invisible pues son llamas espirituales, no físicas) cada vez que se las invoca mediante tales o cuales decretos metafísicos.
Para los creyentes en la Llama Violeta, aquello es posible desde que el conde Saint Germain (fallecido en 1784), Maestro Ascendido[5] de la Llama Violeta, consiguió que la Administración Celestial[6] le permitiese regalar a la Humanidad la libre disposición de la Llama Violeta, abriendo así la posibilidad de convocarla con decretos en los que suele estar la presencia “YO SOY”[7] (las mayúsculas son parte del nombre…).
Por último, se ha creído que Zadquiel dirige a los Ángeles Ceremoniales puesto que él es el Arcángel de la Invocación. Ellos, los Ángeles Ceremoniales, son seres que ayudan al hombre a incorporar los ritos y ceremonias en su vida cotidiana, procurando así el que cada sentimiento, pensamiento y acto humano, participe en la vivencia del día como un ritual de veneración a Dios.
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EL ARCÁNGEL ZADQUIEL EN EL JUDAÍSMO
La tradición rabínica considera a Zadquiel como el Ángel de la Piedad debido a que el sefirot que le corresponde es Jesed, sefirot de la Compasión-Piedad-Misericordia. Indisociable de aquello es el papel que se le atribuye como el ángel que Dios envió para detener la mano de Abraham cuando iba a sacrificar a Isaac, su hijo. No obstante hay fuentes que afirman que el ángel que detuvo a Abraham no fue Zadquiel sino otro: en esta línea, muchos creen que fue Gabriel debido a su papel de Arcángel Mensajero.
Algunos escritos rabínicos plantean que Zadquiel es el jefe de los Hashmallim, una orden equivalente al coro de las Dominaciones, sin embargo no hay consenso total en eso debido a que otros escritos plantean que el líder de los Hasmallim es Hashmal, mientras que hay quienes dicen que es Zacharel.
Suponiendo que en efecto Zadquiel perteneciese a la orden de los Hashmallim y por tanto al coro de los Dominios, eso ayudaría a explicar por qué, a más de la razón obvia de no formar parte de los cuatro arcángeles destinados al cuidado de la Tierra, sus interacciones con los humanos no han sido muy abundantes que se diga; puesto que, al menos para ciertas fuentes de la tradición judía, los Dominios no suelen interactuar mucho con los humanos. Por otro lado, su posible pertenencia a los Dominios explicaría por qué, a más de por su papel ligado al perdón, se le ha asociado a la libertad: y es que, para algunas fuentes del misticismo judío, los Dominios fueron el primer grupo de ángeles que obtuvo autorización para operar en el universo sin supervisión alguna.
Difiriendo de la postura anterior, el Maseket Azilut (texto cabalístico del s. XIV) coloca a Zadquiel como quien, junto con Gabriel, dirige a la orden de los Shinanim.
Para acabar, tanto el misticismo judío como la magia ritual occidental, han asociado a Zadkiel con el planeta Júpiter, otorgándole el papel de regente astrológico de dicho planeta.
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EL ARCÁNGEL ZADQUIEL EN EL CRISTIANISMO
El Catolicismo solo reconoce de manera oficial a tres arcángeles debido a que solo esos tres están en la Biblia: Miguel, Gabriel y Rafael. A Zadquiel, junto con los otros arcángeles, no los niegan pero tampoco los afirman en el sentido de que dentro de la doctrina oficial sean referidos como seres reales. Lo mismo ocurre con las Iglesias Cristianas Ortodoxas: solo reconocen a Miguel, Gabriel y Rafael.
Por su parte, en general las iglesias protestantes solo reconocen a dos (Miguel y Gabriel).
Solo la Iglesia copta de Etiopía lo reconoce, debido a que tiene como canónico al Libro de Enoc, en el cual se nombra a este arcángel.
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EL ARCÁNGEL ZADQUIEL Y LOS MITOS DE LA METAFÍSICA
De entre todos los siete arcángeles, el arcángel Zadquiel es el que mejor muestra como las corrientes del movimiento de la Nueva Era[8] (o “New Age”) tomaron, distorsionaron, ampliaron y renovaron elementos originarios del judaísmo y la cristiandad. Y es que su caso no es como el de Gabriel, Miguel o Rafael, casos aquellos en los que simplemente se agregaron ciertas cosas pero el perfil del arcángel siguió mostrándose como esencialmente propio de la tradición judío-cristiana: no. Aconteció, en el caso de Zadquiel, que el perfil del arcángel fue, por así decirlo, absorbido y conquistado por la Nueva Era, llegando así a poderse decir que Zadquiel es más un arcángel de la Nueva Era que de la tradición judía o el cristianismo primitivo (no actual, pues en sus inicios aún se aceptaban los siete arcángeles).
La problematicidad de lo anterior está en que, en ese proceso de absorción, el perfil del arcángel Zadquiel pasó a formar parte de un conjunto de teorizaciones esotéricas absurdas que, lejos de ser respetables como fe ajena, fueron mentiras muchas veces conscientemente elaboradas por los teorizadores; quienes, lejos de tener una actitud intelectual objetiva y honesta como Orígenes de Alejandría (que, en el marco de su fe, busco racional e imparcialmente una verdad revelada), simplemente buscaron el dinero y el poder; o bien, en otros casos, posiblemente (nunca se sabrá a ciencia cierta) entretejieron teorías extrañas a partir de delirios místicos carentes de percepciones objetivas. Todo esto no es una opinión sino un hecho, el cual es inherente al proceso que muestra cómo Zadquiel, al igual que los demás arcángeles, terminó siendo asociado con una de las Siete Llamas, con innumerables mensajes (muchos de ellos visibles en la web) dados a través de innumerables “transmisores psíquicos” espiritualmente “iluminados y evolucionados”, y con invocaciones absurdas[9] a través de las cuales se puede invocar el majestuoso poder transmutador de la Llama Violeta:
‹‹Oh Saint Germain, envía llama violeta,
atraviésala por lo profundo de mi ser;
bendito Zadkiel, Oromasis[10],
expandan e intensifiquen más y más.
(Estribillo): Ahora mismo resplandece y satura,
ahora mismo expande y penetra;
ahora mismo libera para ser
la mente de Dios
ahora mismo y en la eternidad[11]››
…[…]…
‹‹YO SOY[12] la llama de Dios en mi alma
YO SOY el faro de Dios que ostenta la meta,
YO SOY, YO SOY el fuego sagrado,
Siento el flujo de júbilo inspirar.››
…[…]…
‹‹Oh Jesús, envía Tu llama violeta
santifica la esencia de mi ser;
bendita María[13], en nombre de Dios
expande e intensifícala más y más.››
En cuanto a la historia de cómo Zadquiel y los otros arcángeles acabaron relacionándose con las Siete Llamas, aquella es la siguiente según se muestra en el artículo Mentiras de la Nueva Era: Maestros Ascendido[14]s:
‹‹Los Maestros Ascendidos imaginados, inventados, creados, necesitados, diseñados por  Blavatsky, heredaron todas las características de aquella generación mitológica de semi-dioses budistas. Pero ahora fueron dotados de una identidad más definida. Al principio la Teosofía tuvo que lidiar con “maestros” más o menos ocultos detrás del telón, pero poco a poco comenzaron a adquirir nombre, rostro, historia personal; y, lo más importante, comenzaron a dar “discursos”. Ese ha sido el modelo precedente de todos los grupos de Nueva Era que pregonan la existencia de una Hermandad Blanca formada por Maestros Ascendidos. Los elementos del grupo son más o menos los mismos: un maestro o varios, un discurso o mensaje, y un transmisor/receptor llamado “mensajero”››.
Como se ve, “al principio era Blavatsky”. Sin embargo en el caso de ella, a diferencia de muchos embusteros que le sucedieron, no se puede afirmar que haya tenido la intención de mentir, lo cual lógicamente no implica que, en el caso de no haber tenido tal intención, las teorías que propagó sean ciertas[15]. No obstante hay quienes dicen que si tuvo plena intención de engaño[16]. Por otra parte, el método de Blavatsky no era muy fiable: sueños lúcidos, escritura automática, o el tan afamado “dictado” en el cual ella se limitaba a escuchar, dentro de su cabeza, lo que le decía la voz de un espíritu. Sea que haya querido engañar o no, Blavatsky escribió, por decirlo eufemísticamente, extravagancias esotéricas. Bien dijo David Hatcher Childress en su libro Las ciudades perdidas de Lemuria: ‹‹La Doctrina Secreta de Blavatsky es un libro casi imposible de leer, pesado, oscuro y lleno de contradicciones…[…]…Según esta información somos la quinta “raza matriz” que habita la Tierra, y nuestro planeta está destinado a tener siete de tales razas. A su vez, cada raza la forman  siete subrazas. La primera “raza matriz”, que se componía de seres formados de fuego y niebla, vivía en una Tierra Sagrada Imperecedera, pero que al parecer terminó desapareciendo. La segunda “raza matriz”, apenas visible, habitaba el antiguo continente ártico de Hiperbórea. …[...]… La tercera “raza matriz” fue la de los lemures, término que tomó Blavatsky prestado de las ciencias biológicas del momento, que por entonces clasificaba como “lemures” a una serie de animales cuyos restos se hallaban tanto en Madagascar como en Malasia. Los lemures de Blavatsky  eran unos seres gigantescos, sin cerebro, de aspecto entre reptil y simiesco. La cuarta “raza matriz” fue la de los atlantes, los primeros seres plenamente humanos. Nosotros somos la quinta. La sexta será una evolución de la nuestra y regresará a Lemuria. Después de la séptima “raza matriz” la vida abandonará nuestro planeta y empezará de nuevo en Mercurio››. Ahora, fue Blavatsky quien hizo la asociación entre los Siete Rayos (o Siete Llamas) y los arcángeles; sin embargo, en este punto sus elucubraciones sí estaban revestidas de racionalidad hasta cierto punto, siendo que fue después, con el Movimiento YO SOY, que se introdujeron los disparates metafísicos propios de los decretos y otras cosas asociadas al “YO SOY”, el cual es, como ya se dijo en una nota a pie de página,  “el supuesto nombre de la mónada espiritual individualizada que expresa la “presencia de Dios” en cada persona y ser dotado de alma”
Así, tras Blavatsky y a principios del s. XX, apareció el Movimiento YO SOY (“I AM Activity”), un movimiento fundado por Guy Ballard y su esposa, un movimiento que no dudó en usar a los “mahatmas” con los que Blavatsky supuestamente se comunicaba, afirmando que también a ellos, a los gurús del Movimiento YO SOY, esos mahatmas y otros “seres de luz” les transmitían sus fantásticas revelaciones sobre rayos, decretos —ellos iniciaron la fiebre espiritual por los decretos del YO SOY— y cosas por el estilo, todo en la línea teosófica iniciada por Blavatsky. Pero su gran “revelación” fue decir que el mismísimo Saint Germain (fallecido en el s. XVIII) se comunicaba con ellos y que él, Saint Germain, era el “heraldo” y “jerarca” de la Era de Acuario, era que ya había empezado a pesar de que, los cálculos matemáticos de la Astronomía y de la Astrología, mostraban de manera contundente que la Era de Acuario recién iniciaría en el 2200 después de Cristo…Lo peor fue, como bien notó el articulista (del artículo tomado como fuente), que los directores del Movimiento YO SOY, “no imaginaron que después de ellos surgiría toda una serie de sectas y grupos que modificarían, maquillarían, alterarían y contradecirían lo que el Conde Saint Germain había dictado como “palabra sagrada”…”
Había así empezado la gran fiebre metafísica. En Latinoamérica, la venezolana Conny Mendez se encargó de difundir las enseñanzas de Blavatsky y el Movimiento YO SOY, convirtiéndose en la primera traductora al español de tales doctrinas y, con ello, despertando una ola de grupos esotéricos en los que a veces se introducían nuevos maestros, se cambiaban los nombres o las funciones de maestros que ya existían; y, desde luego, se recibían o “canalizaban” mensajes de estos espíritus iluminados, dando como resultado incoherencias como que, según un grupo, Saint Germain dirigía el Séptimo Rayo (Rayo Violeta), mientras que simultáneamente otro grupo afirmaba que no, que habían recibido tales o cuales mensajes y que se habían enterado de que Saint Germain había ascendido y que por ende otro maestro había pasado a dirigir la Llama Violeta. No obstante, dentro de toda esta ola metafísica sí existieron exponentes respetables por su honestidad intelectual. Ejemplo de ello es Rubén Cedeño, quien en 1993 publicó su famosa obra Los Siete Rayos, en la cual se sigue manteniendo la asociación entre arcángeles y rayos o llamas, además de los decretos del YO SOY y la creencia en las arcangelinas o complementos femeninos de los arcángeles (a cada arcángel le han asignado una…), ya que él está en una línea teórica semejante a la de Conny Mendez. Interesante pues resulta la actitud de Rubén Cedeño; quien, manteniendo una fe casi ciega en lo que muchos han considerado “disparates” esotéricos, elaboró el artículo Metafísica Aclarada[17], dentro del cual se defiende y defiende a muchos otros teorizadores del movimiento.
Volviendo a Norteamérica, luego del Movimiento YO SOY apareció el Puente de la Libertad, movimiento que amplió las teorías de su antecesor (el Movimiento YO SOY) y recibió las enseñanzas de maestros “exóticos” y “misteriosos” como El Morya o Maha Chohan, quienes desde el más allá transmitían su sabiduría…
Y así siguieron apareciendo más y más revelaciones de los supuestos Maestros Ascendidos, los cuales conformaban la insigne Hermandad Blanca, que era nada más y nada menos que la jerarquía espiritual de la Tierra, conformada única y exclusivamente por los Maestros Ascendidos. Y claro, hubo quienes afirmaron recibir mensajes de la Hermandad Blanca; sin embargo, lo realmente impactante fue que, el hijo de dos de esos transmisores o canalizadores de mensajes de la Hermandad Blanca, declarase que todo era una farsa conscientemente inventada, contribuyendo así a robustecer la sospecha de que la Metafísica esotérica no es más que un conglomerado de movimientos en el que innumerables mentes incautas e inocentes siguen a unos cuantos embusteros o alucinados, según sea el caso. Cuenta pues lo siguiente el articulista de Mentiras de la Nueva Era: Maestros Ascendido: ‹‹Los Ballards dijeron ser los únicos mensajeros de la Hermandad, luego Geraldine Innocente aprovechó ese trabajo hecho para su soñada religión ecléctica pseudo neometafísica. Luego aparecieron Mark y Elizabeth Prohet …[…]… En apariencia exudaban luz y perfección de Dios por todos lados. Hasta que mi curiosidad natural me llevó a conocer a Sean Prophet (el mismísimo hijo de los Prophets) por Internet en el año 2001. Sean había sido miembro y ministro de la Iglesia de sus padres durante su juventud, y cuando estaba siendo preparado para ser el siguiente mensajero de Los Maestros, rompió relaciones …[…]… Su testimonio en primera persona es muy simple: asegura que toda la doctrina y enseñanza de los Maestros Ascendidos escrita y diseminada por sus padres, había sido toda inventada. Que no existían los maestros porque él mismo presenció cómo sus padres inventaron a dichos personajes y cómo utilizaron los que ya habían sido inventados por los Ballards y por Geraldine Innocente, entre otros, para construir una especie de “imperio religioso” que, por sus intereses políticos y materiales, no tenía nada de espiritual››
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FUNCIONES, VIRTUDES, DONES Y SERVICIOS DEL ARCÁNGEL ZADQUIEL
Primeramente y en un contexto de sincretismo religioso propio del esoterismo, Zadquiel aparecería como una especie de guardián del karma, debido esto a que se cree que él custodia los archivos de las vidas pasadas de la gente y los archivos del karma tanto de cada individuo como de cada grupo humano; pero, a la par de esta labor de registro kármico, él intentaría disolver las cargas kármicas de la gente a través de una influencia espiritual dirigida a la liberación del perdón.
Para los metafísicos, la función primordial de Zadquiel sería la de dirigir a los Ángeles Violetas y a los Ángeles Ceremoniales; y, principalmente, ejercer una labor de transmutación energética a través de la propagación y ministración de la Llama Violeta.
En cuanto a sus virtudes o cualidades, estas son: libertad, compasión, misericordia, piedad, bondad, transmutación, transformación.
Los dones espirituales que nos puede otorgar son estos: liberación espiritual, capacidad de perdonar, compasión y misericordia, saneamiento de experiencias y recuerdos dolorosos, disolución de energías negativas que se han anclado en nosotros, transmutación y consecuente evolución espiritual, alegría, tolerancia y eliminación del pesimismo y el sentimiento de derrota, impotencia y desesperanza.
Es a él a quien debemos acudir cuando no podemos encontrar esa libertad interior que día a día nos arrebata el vacío inherente al condicionante orden del mundo, o bien cuando somos nosotros mismos los que, guardando rencores y odios, nos oponemos al despertar de nuestra libertad interior. Así mismo, podemos orarle si deseamos librarnos del negativismo o acelerar nuestra evolución espiritual.
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REPRESENTACIÓN
A Zadquiel casi siempre se lo retrata con ropas moradas o violetas. Aquello representa su asociación con la Llama Violeta y por ende simboliza la transmutación y todo lo que es inherente a la Llama Violeta; representa su vínculo con lo ceremonial y con el perdón, ya que el púrpura es el color de la penitencia y, en una perspectiva religiosa, la penitencia comporta el perdón pues solo hace penitencia quien ha sido perdonado o está buscando ser perdonado.
La cruz que suele portar puede interpretarse de dos formas. En la primera, es la cruz de Cristo y representa el perdón divino, ya que teológicamente es ese el significado primordial de la crucifixión. En la segunda, representa la apertura del hombre a la energía divina, ya que se la puede interpretar como un hombre que, con los brazos abiertos, está recibiendo la energía de su Creador, la cual circula en el centro de los cuatro elementos (cada una de las extremidades de la cruz), siendo cada elemento un aspecto del espíritu humano.
Por último está la copa y puede interpretarse de las siguientes maneras. En la primera, es el elixir de la vida eterna y por tanto una exhortación a buscar la unión con Dios para alcanzar dicha plenitud. En la segunda, es el cáliz de la misa, cáliz que alude a la transubstanciación y por tanto, en una perspectiva esotérica, a la transmutación (pues la transubstanciación es un tipo de transmutación).
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TABLA DE DATOS ADICIONALES
Día de la semana: Sábado
Lugar de retiro etérico: Cuba
Color: Violeta
Rayo: Violeta
Chakra: segundo chakra, séptimo según algunos
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ORACIONES
‹‹Amado Arcángel Zadquiel, te invoco para que me ayudes a liberarme de la energía negativa que guardo en mi corazón, libérame del rencor y del dolor. Ayúdeme a perdonar y a olvidar las ofensas y la humillación. Zadquiel, purifica mi corazón y llena mi alma de amor divino. Gracias Amado Ángel por ayudarme a perdonar. Amén››
‹‹Amado Arcángel Zadquiel, corta y libérame con tu espada de Luz Violeta, toda cosa negativa que esté atrasando mi evolución y la de toda la Humanidad››
‹‹En nombre de la Divina Presencia ¡YO SOY! que hay en nosotros, y con la fuerza magnética del Fuego Sagrado que reside en nuestros corazones, apelamos a vos, poderoso Arcángel Zadquiel: encended cada célula de nuestro cerebro, de nuestros cuatro cuerpos inferiores, de nuestras auras, chacras y conciencias con la Llama Violeta, traspasándonos  con sus flameantes y purificadores rayos, liberándonos de todas las  limitaciones y dificultades que están ocultas y constituyen obstáculos  en nuestro camino hacia La Luz; transformad todo en pureza, libertad y perfección. Os lo agradecemos››
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SELLO E INVOCACIÓN
Una manera (hay algunas) bastante eficiente para invocarlo es la siguiente:
  1. Asegúrese de que sea sábado
  2. Procure estar solo y no ser interrumpido.
  3. Tome una vela violeta con el suficiente grosor para que la vela se mantenga en pie; y, luego de rezar, tome la vela y frótela con ambas manos desde la base hasta la parte de arriba: repita esto siete veces.
  4. Tome una cartulina blanca, dibuje el sello del arcángel Zadquiel en la parte superior de la cartulina (se recomienda que ocupe el 1/2 superior o el 1/3 superior de la cartulina); y, en la parte inferior, escriba sus peticiones, lo que le quiere decir al arcángel Zadquiel y un agradecimiento por estar en su camino
  5. Encienda la vela violeta.
  6. Tome la cartulina blanca, lea las peticiones y, cuando termine, agradézcale al arcángel por estar en su camino y estar allí presente. Nota: en una variante, no lee la carta y pasa directamente al siguiente paso.
  7. Doble la cartulina y póngala debajo de la vela.
  8. Recite una de las oraciones conocidas (elección personal) al arcángel Zadquiel. Nota: la oración, o se la sabrá de memoria, o la tendrá anotada en un papel aparte de la cartulina.
  9. Cierre los ojos, ore interiormente, intente sentir a Dios y de ser posible al arcángel, visualice que se ha cumplido su petición, agradezca en su interior a Dios y a Zadquiel y abra los ojos.
  10. Queme el papel antes de que la vela violeta se consuma.
  11. Deje que la vela se consuma, váyase si la vela se demora mucho y no desea esperar.
Nota: si no ve cumplida su petición, repítala todos los sábados que sean necesarios, intentando hacerlo siempre con la mayor fe posible y en un estado de paz interior y ausencia de ira, odio, rencor o mala voluntad hacia el prójimo.
http://www.demonologia.net/el-arcangel-zadkiel/