El Arcángel Uriel
Uriel, junto a Miguel, Gabriel y Rafael, es uno de los cuatro arcángeles que Dios encargó para cuidar la Tierra. Es el Ángel del Arrepentimiento y de la Justicia pero también el Ángel de la Paz. En la tradición judía, Uriel es porta las llaves del Infierno, lugar del cual intenta salvar a los humanos a través de lo que representa el fuego que porta: el poder iluminador de la verdad…
Su nombre significa “Fuego de Dios”[1] . Él es uno de los Ángeles de la Presencia (ángeles que pueden acceder a la presencia de Dios) y uno de los siete grandes arcángeles. No se sabe con certeza si es un serafín, un querubín o un Príncipe de las Dominaciones. Lo cierto es que Uriel es el arcángel del arrepentimiento y la retribución, así como también el arcángel de la justicia, la paz y de la salvación.
En su obra El Paraíso Perdido, John Milton lo describió como “de todo el cielo, el espíritu de vista más aguda”[2]. Ligada a eso, está la función de “vigilante del mundo” que algunos textos le atribuyen, función a su vez relacionada con aquel libro que suele aparecer en sus manos en ciertas imágenes suyas, libro éste que, según una determinada interpretación (hay otra), representa una lista de los seres humanos con los respectivos pensamientos, sentimientos y actos que han efectuado a lo largo de sus vidas, llevando así Uriel una cuenta necesaria para ver quiénes irán al Infierno, lugar del cual supuestamente él tiene la llave; pero, pese a ser así, no desea que nadie se condene, por lo cual suministra el don sobrenatural del arrepentimiento a las almas que aún pueden salvarse, por más protervas que éstas sean.
Astrológicamente se le considera como Regente del Sol, por lo cual usualmente se le ha representado con un sol detrás de la cabeza. Aunque más allá del significado astrológico ese sol, por estar ubicado de modo equivalente a la aureola (símbolo de la conciencia iluminada y pura) de los santos, está asociado con la llama que Uriel porta, llama esta que representa al fuego espiritual de la verdad, viniendo así el sol (que está compuesto de fuego) a ser una forma de simbolización de la que quizá es la más elevada función de Uriel: el despertar, a través del “fuego de la verdad”, la conciencia de los seres humanos.
Uriel, junto con Miguel, Gabriel y Rafael, es uno de los cuatro arcángeles que fueron destinados a cuidar de la Tierra y, en consecuencia, es mucho más fácil de contactar y está mucho más dispuesto a interactuar con los humanos que aquellos arcángeles que no están dentro del susodicho grupo.
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EL ARCÁNGEL URIEL EN EL JUDAÍSMO
Al igual que en la moderna angeología, Uriel consta entre los siete grandes arcángeles de acuerdo con la tradición del judaísmo rabínico. Fue en vinculado a su orígen en el judaísmo donde Uriel adquirió el significado de su nombre como “Llama de Dios” o “luz de Dios”: de allí que, en la tradición judía, el Arcángel Uriel haya sido nombrado como “quien trae luz a Israel”.
A Uriel se le menciona en Testamento de Salomón y en el Apocalipsis de Esdras, donde instruye al profeta Esdras sobre la verdad, adquiriendo fundamentalmente a raíz de esa obra su carácter de arcángel vinculado a la verdad que simboliza la llama que, en ciertas imágenes, aparece portando.
En Esdras 2, Dios manda a Uriel para responder a una serie de cuestionamientos que el profeta Ezra tiene. Es allí cuando Uriel le dice que Dios le ha “permitido describir las señales sobre el bien y el mal en el mundo”; pero, aún así, será muy difícil que Esdras pueda comprender el asunto desde su limitada perspectiva humana. En 2Esdras 4:10-11, Uriel le dice a Esdras algo cuya importancia teológica ha sido subvalorada, lo cual es así ya que las sabias palabras del arcángel muestran la incapacidad del hombre para comprender la naturaleza real de la pureza-incorruptibilidad y, por extensión, la impotencia del hombre para entender a cabalidad ciertas verdades morales y espirituales, haciendo así quedar como vano todo el orgullo de los teólogos moralistas que por siglos se han creído dueños de la verdad. Dice pues lo siguiente: ‹‹No puedes entender las cosas con las que has crecido, ¿cómo entonces puede tu mente comprender la forma del Altísimo? ¿Y cómo puede alguien que ya está agotado por el mundo corrupto entender la incorruptibilidad?››. Permaneciendo en esa línea que tiende a remover nuestras concepciones prefabricadas, cuando Esdras pregunta sobre su vida personal (cuánto vivirá, por ejemplo), Uriel simplemente responde: ‹‹En cuanto a los signos de que usted me pregunta, le puedo decir, en parte, pero no se me envió a decir nada con respecto a su vida, porque yo no lo sé›› (2 Esdras 4:52).
En el libro Leyendas de los judíos, Uriel fue quien dio un nuevo nombre a Jacob, quien guió a Abraham sacándolo de la ciudad de Ur, y quien marcó las puertas (previamente pintadas con sangre de cordero) de las casas de los hebreos cuando estaban en Egipto y, entre las siete plagas, fue decretada la muerte de todos los hijos primogénitos de los egipcios. En el mismo texto también se dice que Uriel fue el ángel que se le presentó a José.
En el misticismo judío medieval[3], Uriel fue visto como el ángel regente del domingo, el ángel patrono de la Poesía, el aniquilador de los ejércitos de Senaquerib, el ángel que luchó con Jacob en Peniel y uno de los Sephiroth sagrados[4]. Finalmente, fue en ese misticismo medieval donde se le atribuyó el rol del ángel que portaría las llaves de El Abismo en El Fin de Los Tiempos.
El Libro de Adán y Eva, describe a Uriel como el querubín que permanece junto a las puertas del Edén con una espada flamante para evitar el acceso al Árbol de la Vida, generando así una confusión en la Angeología, ya que otras fuentes dicen que fue el arcángel Jofiel quien desempeñó aquel rol. También, el libro afirma que fue quien sacó del Edén a Adán y Eva después de que pecaran, aumentando así la confusión con el arcángel Jofiel, a quien también atribuyen esta función otras fuentes. Finalmente, el Libro de Adán y Eva dice que Uriel fue uno de los ángeles que dio sepultura a Adán y a Abel.
En todas las versiones del pasaje Enoc 20:2 se menciona a Uriel, mas solo en algunas se afirma que es el “ángel del mundo y del lugar de los muertos”, y que “está sobre ellos” (los muertos), siendo nombrado en otras como “el ángel del trueno y del temor”[5]. Fue de allí que fue conocido como el “Ángel del Arrepentimiento”, rol a partir del cual la moderna angeología sincretista afirmó que Uriel podía ayudarnos a entender las leyes del karma. Finalmente, en el Libro de Enoc Uriel advierte a Noé del diluvio e intercede ante Dios por la Humanidad después de lo de los ángeles caídos y sus hijos nacidos de la unión con mujeres mortales: los Nephilim.
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EL ARCÁNGEL URIEL Y EL CRISTIANISMO
La Iglesia Católica solo da reconocimiento oficial a tres arcángeles puesto que solo tres se nombran en la Biblia: Miguel, Gabriel y Rafael. A Uriel, junto con los otros arcángeles, no los niegan pero tampoco los afirman en el sentido de que dentro de la doctrina oficial sean referidos como seres que indudablemente existen.
En el cristianismo antiguo, el arcángel Uriel era venerado junto a Miguel, Gabriel y Rafael. Fue el papa Zacarías quien, durante el Concilio de Roma del año 745, prohibió el nombre del arcángel Uriel e hizo que se destruyeran sus imágenes en todas las iglesias de Roma, borrando así su huella de la Casa de San Pedro…
Sin embargo el sol de Uriel no se apagó del todo y el arcángel continuó presente en las mentes de algunos fieles, por lo que todavía se pueden encontrar imágenes suyas que datan del siglo 17 en iglesias de Sudamérica.
La Iglesia Ortodoxa Oriental, distintamente a lo que hizo con Jofiel, Chamuel y Zadquiel, venera al arcángel Uriel y lo conmemora el 8 de noviembre.
La Iglesia Anglicana lo incluye entre los arcángeles y además le da el status especial de ser un “Santo Patrono del Sacramento de la Confirmación”.
La Iglesia Copta, que conservó la Biblia Septuaginta (que contiene el Libro de Enoc, apócrifo para el Catolicismo), siempre ha venerado al arcángel Uriel.
Llama la atención que, de entre los arcángeles no aceptados por la Iglesia Católica, Uriel no se limita a las antiguas revelaciones sino que consta en los evangelios apócrifos de la Biblia, en los cuales salva a Juan el Bautista de sobrevivir a la masacre ordenada por Herodes, lo lleva junto con su madre a Egipto, y años después los reúne con la Sagrada Familia.
Por último, en el apócrifo Apocalipsis de Pedro él vuelve a ser nombrado como “Ángel del Arrepentimiento”.
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URIEL Y LOS ORÁCULOS SIBILINOS[6]
El segundo libro de Los oráculos sibilinos afirma que Uriel es uno de los ángeles que conduce las almas al juicio: ‹‹Los imperecederos ángeles del Dios inmortal, Miguel, Gabriel, Rafael y Uriel, que conocen los males de todos, llevan a las almas de los hombres desde la fangosa oscuridad al juicio, al tribunal del gran Dios inmortal. […] Uriel, el gran ángel, quebrará los inmensos cerrojos, hechos de inquebrantable e inflexible acero, de las puertas del Hades. […] Las abrirá de par en par y al juicio llevará a todos los cuerpos afligidos, especialmente a los antiguos espectros: los titanes, los gigantes y todos aquellos que el diluvio destruyó; también llevará a juicio a aquellos que las olas de los mares destruyeron en los océanos, y a aquellos que fueron devorados por las fieras, las serpientes y las aves: a todos éstos presentará ante el tribunal››
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FUNCIONES, VIRTUDES, DONES Y SERVICIOS DEL ARCÁNGEL URIEL
De entre todos los siete arcángeles, Uriel es aquel que está asociado a la materia, carácter que está en concordancia con que en las doctrinas gnósticas se le haya asociado al elemento tierra (pese a estar asociado al sol y al fuego). Esto no quiere decir que esté exclusivamente ligado a la materia en lo que son sus funciones angélicas, mas sí es algo en virtud de lo cual es Uriel el arcángel encargado de canalizar las energías de la abundancia, siendo por ello el arcángel que se encarga de otorgar favores materiales (dinero, trabajo, casa, etc) y, a unos poquísimos elegidos, lo que se ha llamado “opulencia bien merecida” en el esoterismo.
Las virtudes asociadas a Uriel son principalmente la paz, la armonía, la justicia, la estabilidad, la claridad mental, la visión de la verdad y la disposición a reconocer y enmendar las propias faltas
El puede proveer los siguientes dones: paz interior, arrepentimiento y voluntad para enmendarse, conexión con la voz interior del alma y capacidad para entender lo que ésta nos dice, sabiduría para entender por qué las cosas son como son y de qué forma lo aparentemente negativo es muchas veces dispuesto para futuro bien de nuestro espíritu, paciencia, confianza en Dios, control de la ira y el temor, renovación de la esperanza, provisión, éxito material e inspiración artística (sobre todo en la Poesía).
A él, entre otras cosas, debemos acudir cuando vivimos en un entorno violento y queremos paz, cuando necesitamos disolver la enemistad con ciertas personas, cuando estamos en la miseria económica y cuando necesitamos saber qué es lo que hemos hecho mal
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TABLA DE DATOS ADICIONALES
Día de la semana: Viernes
Color: Oro-rubí y naranja
Rayo: Naranja u oro-rubí
Chakra: Tercer chakra
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REPRESENTACIÓN
Cuando lleva un libro o pergamino, aquello representa su rol de observador divino, de ser alguien que lleva cuenta de los sentimientos, pensamientos y actos de los seres humanos durante su recorrido existencial. Según otras interpretaciones, ese libro representa la sabiduría propia de Uriel o su función de intérprete de profecias y juicios.
Sus ropas, que suelen ser anaranjadas, rojas y doradas, se vinculan al fuego que porta y al sol, representando así la transformación, la destrucción del mal y la iluminación espiritual.
A veces se lo ha puesto con una espada de fuego, espada que simboliza el poder para destruir la ignorancia y conquistar el conocimiento verdadero.
Bastantes veces, en la palma de su mano Uriel tiene una llama de fuego: es el fuego de la verdad, de la iluminación, de la purificación; es la llama de la alquimia o transformación interior.
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ORACIONES
‹‹OH. Dios que con inefable providencia te dignas enviar a tus santos ángeles para nuestra guarda, accede a nuestros ruegos y haz que seamos siempre defendidos por su protección. Señor, que nos confías a tus ángeles para que nos guarden en todos nuestros caminos, concede propicio que, por intercesión de tu glorioso Arcángel San Uriel, nos veamos libres de los peligros presentes y asegurados contra toda adversidad. Glorioso Arcángel San Uriel, poderoso en fortaleza, imploro tu continua custodia para alcanzar la victoria sobre todo mal espiritual o temporal. Protector mío, concédeme la gracia que te solicito (se pide la gracia deseada) si es conveniente para el bien de mi alma. Acompáñame, enséñame y guía mis pasos hasta alcanzar aquí la vida eterna. Poderosísimo Arcángel Uriel, tu que eres la luz de Dios, ayúdame a espiritualizar mi vida diaria, ponme en armonía con la Madre Tierra, respetándola y amándola. Bendíceme con tu don de abundancia material y espiritual, ayúdame a materializar mis ideales y haz que mi cuerpo sea un Santuario digno de recibir y manifestar el poder de Dios. Amén››
‹‹Amado Arcángel Uriel, en el nombre de Jesucristo, por su luz y con su luz: cúbrenos con un manto de paz a todos nosotros que vivimos en la Tierra, otórganos el suministro divino, actúa en cada uno de nosotros con tu bendita presencia. Danos dones espirituales: paz interior, tranquilidad de espíritu, resolución de los problemas de ira y temor, renovación de la esperanza, resolución pacífica de los problemas en las relaciones personales, sociales y profesionales. Gracias Padre, que me has oído y concedido todo esto a través del arcángel Uriel››
‹‹Dios Todopoderoso, Padre de La Luz, en el nombre de tu hijo Jesucristo yo te ruego que el arcángel Uriel esté aquí presente para que me escuche y conceda lo que expresaré en la siguiente petición: Arcángel Uriel, ángel de la paz, a ti acudo solicitándote que me ayudes cada día a tener y conservar aquella tranquilidad de espíritu, aquella incondicional paz interior que nace de ver la realidad a través de la sabiduría espiritual que surge de la conexión con El Padre Celestial, con la esencia de la vida verdadera y con aquella chispa divina que Dios ha puesto en cada uno de nosotros. Así sea y que, con tu ayuda a través de todo lo bueno que representan el sol y el fuego que te son propios, Dios me inspire siempre la percepción de la verdad y de la voluntad que se requiere para vivir en amor, paz y libertad, Amén››
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SELLO E INVOCACIÓN
Una manera (hay algunas) bastante eficiente para invocarlo es la siguiente:
- Asegúrese de que sea viernes y no realice el ritual después de las doce de la noche o antes de las cinco de la madrugada.
- Procure estar solo y no ser interrumpido.
- Tome una vela naranja con el suficiente grosor para que la vela se mantenga en pie; y, luego de rezar, tome la vela y frótela con ambas manos desde la base hasta la parte de arriba: repita esto siete veces.
- Tome una cartulina, dibuje el sello del arcángel Uriel en la parte superior de la cartulina (se recomienda que ocupe el 1/2 superior o el 1/3 superior de la cartulina); y, en la parte inferior, escriba sus peticiones, lo que le quiere decir al arcángel Uriel y un agradecimiento por estar en su camino
- Encienda la vela naranja.
- Tome la cartulina , lea las peticiones y, cuando termine, agradézcale al arcángel por estar en su camino y estar allí presente. Nota: en una variante, no lee la carta y pasa directamente al siguiente paso
- Doble la cartulina y póngala debajo de la vela.
- Recite una de las oraciones conocidas (elección personal) al arcángel Uriel. Nota: la oración, o se la sabrá de memoria, o la tendrá anotada en un papel aparte de la cartulina.
- Cierre los ojos, ore interiormente, intente sentir a Dios y de ser posible al arcángel, visualice que se ha cumplido su petición, agradezca en su interior a Dios y a Uriel y abra los ojos.
- Queme el papel antes de que la vela naranja se consuma.
- Deje que la vela se consuma, váyase si la vela se demora mucho y no desea esperar.
Nota: si no ve cumplida su petición, repítala todos los viernes que sean necesarios, intentando hacerlo siempre con la mayor fe posible y en un estado de paz interior y ausencia de ira, odio, rencor o mala voluntad hacia el prójimo.
http://www.demonologia.net/el-arcangel-uriel/
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