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sábado, 28 de septiembre de 2019

Mujeres en la masonería operativa


Existen evidencias históricas suficientes para sospechar que la exclusión total de la mujer de la masonería ocurrió cuando se llevó a cabo el proceso de transición de la masonería operativa a la masonería simbólica, a inicios del siglo XVIII, en las constituciones redactadas por el reverendo James Anderson (1723).


Karen Kidd, en su libro Haunted Chambers: the Lives of Early Freemasons (2009), realiza un excelente trabajo de recopilación sobre lo que se sabe de las mujeres masonas anteriores a 1876, cuando la masonería mixta (comasonería) y la masonería femenina comenzaron a existir en el panorama occidental. Buena parte de los datos de este artículo fueron tomados de ese libro o, al menos, fueron encontrados gracias a las pistas que esa autora proporciona.

Las guildas de constructores eran organizaciones predominantemente masculinas, pero existían varios métodos para que una mujer pudiera acceder a una guilda: podía aprender el oficio directamente de su padre y una viuda podía suceder a su marido en todos los aspectos administrativos, como la contratación y pago de obreros y compañeros (“journeymen”). Incluso hay registros de una mujer no hija de masón que fue admitida como aprendiz en un taller y pagó su cuota respectiva a la guilda.

El siguiente recuento y cronología muestra la presencia de la mujer en la masonería operativa:
1256: aparece una referencia a “Gunnilda la masona” de Norwich (“Gunnilda the Mason”) en los registros públicos de ese año (Close Rolls Calendar).
1318: la leyenda sitúa en esta fecha a Sabina von Steinbach, la hija del maestro constructor Erwin von Steinbach, el arquitecto a cargo de la construcción de la catedral de Nuestra Señora de Estrasburgo, quien es contratada para esculpir las alegorías de la Sinagoga y la Iglesia en el frontispicio de esa catedral, entre otras figuras.
1389: algunas cláusulas en el certificado de la guilda de masones de Lincoln usan repetidamente el vocablo “hermanas” junto a “hermanos”.
1390: el manuscrito Regius o Halliwell instruye a los masones para que se traten unos a otros como “hermano y hermana”.
1408: en los registros de la guilda de Corpus Christi de York se les indica a los aprendices obedecer al “Maestro o Dama o a cualquier otro masón”. Se sabe que la palabra “Dama” no era utilizada para describir a la esposa de un masón, sino que era el equivalente femenino a un “Maestro”.
Inicios del siglo XVII: el manuscrito de Harley, bajo la sección que se refiere a los aprendices, ordena que el nuevo aprendiz no revele los consejos o secretos confiados por el Maestro o la Dama.
1663: la viuda Margaret Wild aparece como miembro de la Compañía de Masones de Londres.
1683 (17 de abril): en el registro de las minutas de la logia operativa que se reunía en la capilla de María de Edinburgo (Escocia) se establece que la viuda de un masón podía ocupar la posición de Dama o Maestra, equivalente a la posición de Maestro, para hacer contrataciones y proseguir la administración de los proyectos de su fallecido esposo.
1693: el manuscrito de York n.o 4, al referirse al aprendiz, describe cómo “él o ella(shee)” debe moverse durante su ceremonia de aceptación en la logia. Esta polémica palabra fue interpretada por los masones masculinos del siglo XIX como un error del copista quien, en su opinión, debió escribir “ellos” (they).
1696: los nombres de dos viudas aparecen en el libro de registros de los masones (Mason’s Court book record).
1713-1715: numerosos aprendices son asignados a maestras masonas según los registros de la Venerable Compañía de Masones (Worshipful Company of Masons) en el manuscrito 5984 de la biblioteca del salón de las guildas en Londres (Guildhall Library).
1713: la compañía de masones de Londres registra como aprendiz a Mary Banister, hija de un barbero en Barking. Su periodo de aprendiz se extendió durante siete años y ella le pagó a la compañía cinco chelines. En ese mismo año, la compañía registra la pertenencia de otras mujeres.

Los registros de mujeres en la masonería operativa se acaban al inicio del siglo XVIII. Coincidentemente, por esas mismas fechas, una mujer es iniciada por primera vez en una logia simbólica: en 1712, según su lápida, la señorita Elizabeth St. Leger es admitida en la logia simbólica de su padre, el conde St. Leger.

La participación de las mujeres en la masonería antes de 1882 (iniciación de Maria Deraismes, fundadora de la masonería mixta) no puede seguir siendo ignorada ni explicada a través de artificiosos argumentos (como achacarle un error al copista). Afortunadamente, la visión de mundo sobre la mujer ha cambiado mucho en los últimos 150 años, gracias a la labor de las mismas mujeres y de los hombres que han aceptado el cambio de paradigma.

http://elportico.wordpress.com/2011/05/25/mujeres-en-la-masoneria-operativa-medieval-y-renacentista/

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