SUEÑOS LÚCIDOS (I)…
Por Javier Pérez Nieto:
Desde pequeño me viene pasando…
Para algunos, controlar los propios sueños y vivir en ellos aventuras increíbles en la vida real es una idea tan atractiva como irrealizable. Por ello es que hay quienes buscan manuales y maestros que les desvelen los procedimientos mediante los cuales puedan ejecutar tan significativa gesta.
Desde ya les digo que esto no es un manual para aquello. Aunque a lo peor, para más de uno y más de dos, sí que lo sea.
Este tipo de sueños son los denominados como “lúcidos”, caracterizándose del resto porque:
a) El onironauta es consciente de estar soñando.
b) Juega un papel activo en los mismos, de tal suerte que construyen el sueño a voluntad.
b) Juega un papel activo en los mismos, de tal suerte que construyen el sueño a voluntad.
Dejando de lado la retahíla de sandeces mistico-mágicas que por acá y acullá suelen espetarse, el noúmeno detrás de la apariencia fenoménica es más mundano, pero no por ello menos interesante.
Y como de costumbre, malas noticias. Pero sólo para algunos.
Parece ser que en los individuos que hemos tenido alguna vez esta experiencia, la causa de ella es que dentro de la fase MOR nos adentramos en un estadio intermedio entre el sueño y la vigilia donde el lóbulo frontal no está totalmente dormido.
Dado que la consciencia no se desconecta del todo mientras dormimos (por ejemplo, podemos despertar cuando oímos algo tan significativo como nuestro nombre sordamente susurrado o un estentóreo estruendo), en los sueños lúcidos la actividad cognitiva – sita en la parte frontal del cerebro – aumenta considerablemente.
Úrsula Voss, catedrática de psicología de la Universidad de Bonn, ha demostrado que tal actividad es mensurable dada la aparición de ondas cerebrales en la banda gamma (muy baja en el sueño profundo). Indicando que una mayor velocidad de tal actividad, refleja un mayor procesamiento cognitivo. Exactamente igual que nos ocurre cuando pensamos. Aunque bien es cierto que durante el sueño lúcido la actividad gamma es menor que durante el estado de vigilia.
Hecho que no deja de ser curioso. Esto lo digo porque carecemos de actividad gamma al nacer. Ella es adquirida y potenciada mediante la capacidad cognitiva del individuo. De ahí qué, por lo general, en los especímenes adultos raramente se den este tipo de sueños. En palabras de Úrsula Voss: “Cuanto más inteligentes somos, más actividad gamma tenemos”
De lo que se puede colegir, que a una mayor actividad gamma, una mayor probabilidad de tener estas experiencias.
Según se entiende el sueño lúcido, es más frecuente que se dé en personas de edades comprendidas entre 10 y 19 años de edad, sobre todo en los más inteligentes.
A este respecto, se especula que este fenómeno se da porque las redes neuronales de los soñadores están en desarrollo, pudiendo ser accidentalmente activadas durante el sueño las que están relacionadas con la consciencia.
Hecho que no deja de ser curioso. Esto lo digo porque carecemos de actividad gamma al nacer. Ella es adquirida y potenciada mediante la capacidad cognitiva del individuo. De ahí qué, por lo general, en los especímenes adultos raramente se den este tipo de sueños. En palabras de Úrsula Voss: “Cuanto más inteligentes somos, más actividad gamma tenemos”
De lo que se puede colegir, que a una mayor actividad gamma, una mayor probabilidad de tener estas experiencias.
Según se entiende el sueño lúcido, es más frecuente que se dé en personas de edades comprendidas entre 10 y 19 años de edad, sobre todo en los más inteligentes.
A este respecto, se especula que este fenómeno se da porque las redes neuronales de los soñadores están en desarrollo, pudiendo ser accidentalmente activadas durante el sueño las que están relacionadas con la consciencia.
Desde mi punto de vista opino que en tal especulación se omite el mismo argumento que se esgrime, es decir, la plasticidad del cerebro.
Ha día de hoy sabemos que el cerebro no es aquella decimonónica “inamovible construcción”, sino que más bien es mutable. Prueba de ello es que si bien el número de adultos en quienes se da es menor que el de los adolescentes, no por ello deja de darse. Cosa que nos indica que la edad, en cuanto a desarrollo cerebral se refiere, no tiene porqué ser un factor determinante para que tal hecho se produzca. De hecho, a mí me sigue sucediendo.
Por otro lado, han sido los especialistas en neurociencias del Instituto Max Planck para el Desarrollo Humano de Berlín y del Instituto Max Planck de Psiquiatría de Munich, los que han cotejado las estructuras cerebrales de las personas que tienen sueños lúcidos de forma habitual y los que no , afirmando que la corteza prefrontal – el área del cerebro que permite la autorreflexión (metacognición) – es de mayor dimensión en los soñadores lúcidos que en sus contrarios. Haciendo pensar el sueño lúcido está estrechamente relacionado con la capacidad humana de autorreflexión y que, por ende, los soñadores lúcidos son más autorreflexivos cuando están despiertos, que la media.
A estas alturas ya habrá quienes estén dándose un baño de su propia mediocridad pensando que no hay mejor que ellos para emprender tan alucinante viaje. Ya que el dominio de la técnica les proporcionará mayor libertad.
Lo que no saben es que la autorreflexión es la capacidad del hombre de pensar “en” y sopesar “las” consecuencias de sus propios actos.
Dado que tales acciones pueden ser de diversa naturaleza (por ejemplo la omisión) la autorreflexión es una actividad que conlleva a analizar todas las variables involucradas y sus resultados . En franca oposición al nada autorreflexivo hecho de deglutir un mensaje listo para tragar.
A tal punto, los sueños lúcidos, o repetir el mantra real, no le proporcionarán un grado mayor de libertad, sino que por la propia libertad – siendo realmente libre – conocerá los sueños lúcidos.
http://www.mundodesconocido.es/suenos-lucidos-i.html
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