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jueves, 1 de enero de 2015

¿Cuáles son las 10 cenas y comidas más representativas de la historia?

¿Cuáles son las 10 cenas y comidas más representativas de la historia?

Los diez banquetes que marcaron la humanidad.

Desde la manzana de Adan y Eva, hasta la última cena Jesús.

La comida y la cena son momentos perfectos para muchas cosas: para cerrar un negocio, para proponer matrimonio, para compartir con amigos y disfrutar de la sobremesa y nos queda claro que es algo más que una simple costumbre. Incluso hay cenas que han pasado a formar parte de la historia como anécdotas que bien valen la pena contar por su significado y los personajes que estuvieron involucrados en ellas… En fin, te dejamos la lista elegida por la revista Actualidad Gastronómica con las diez cenas de la prehistoria, mitología y religión más significativas de la Humanidad.

Para empezar: La manzana de Adán. Adán y Eva los padres primigenios de la tradición judeocristiana decidieron probar la “maldita” manzana que llevó a la humanidad a vivir en el pecado y a este par a vivir expulsados del paraíso. Esta pequeña fruta desató la ira de Dios y se considera un acto de desobediencia del género humano, lo cual derivó en el pecado de la gula y el sexo exclusivo para la reproducción dentro del matrimonio.

Otro de los pasajes históricos significativos que incluyen una reunión de personas para compartir alimentos es La Última Cena, este episodio evangélico es considerado la cena de todas las cenas. El menú fue sencillo pero de gran importancia: pan y vino. Ambos aún son consumidos hasta la saciedad en iglesias y parroquias de todo el mundo. Esta cena además de ser parte importante dentro del catolicismo, está rodeada de anécdotas llenas de traición, detenciones y demás hechos que acontecieron después de la cena, una de ellas es la conocida traición de Judas.


Ahora viajemos a Grecia. Nos encontramos en el 416 AC rodeados del poeta Agatón, Aristófanes, Pausanías, Fedro, Erixímaco, Sócrates y desde luego: Platón. El banquete era meramente un pretexto para convivir con sus amigos filósofos y tras varios botellones de vino terminaron hablando de un tema que hasta la fecha sale a conversación: el amor.

Cada uno de los asistentes tuvo que improvisar un elogio a Eros, esta conversación nos llevó a un texto que Platón dejo como legado y que ha derivado en un concepto que todos, alguna vez en la vida hemos utilizado: el amor platónico.


La Meca es el lugar donde nació el profeta Mahoma, fundador del Islam, y a quien se le reveló el libro sagrado de los musulmanes: el Corán. Dentro de este libro encontrarás un capítulo especial que habla de los alimentos. En él se demuestra el conocimiento gastronómico de Moisés.

Una de las primeras referencias es en el Sura II–54, cuando Moisés dice lo siguiente: “Hicimos que se cerniese una nube sobre vuestras cabezas y os enviamos el maná y las codornices, diciéndoos: comed manjares deliciosos que nosotros os hemos concedido”. Y prosigue: “Y entonces vosotros dijisteis: ¡Oh Moisés! No podemos soportar por más tiempo un mismo y único alimento; ruega a tu Señor que haga brotar para nosotros de esos productos de la tierra, legumbres, cohombros, lentejas, ajos y cebollas”, algo que a Moisés no le pareció del todo bien, pues amenazó con devolver a Egipto al pueblo judío.

Por cierto, el Corán habla de la prohibición de ciertos alimentos, misma que se mantiene a la fecha: “Os está prohibido comer los animales muertos, la sangre, la carne de cerdo, y todo animal sobre el cual se haya invocado otro nombre distinto del de Dios”. Sin embargo, si lo comes por necesidad no eres culpable: “El que lo hiciese, movido por la necesidad, y no como rebelde y trasgresor, no será culpable. Dios es indulgente y misericordioso”.


En la historia existe algo llamado El mayor banquete, este evento aún no ha sido descartado como la cena más grande de la historia debido a que no hay indicios arqueológicos que demuestren lo contrario. El hecho sucedió durante la celebración del final de la reordenación urbanística de la ciudad de Kalah por el rey Asurbanipal II (883-859 a.C.), la cual fue convertida en la capital del reino de Mesopotamia, quitando tal honor a Nínive. Con una duración de diez días, un total de 69 mil 547 invitados asistieron a la comilona. El menú se conformó de nada más y nada menos que 1.200 bueyes; 1.000 terneros y corderos de establo; 14.000 cabritos; 2.000 corderos; 500 ciervos; 500 antílopes; 1.000 patos grandes; 1.000 ocas; 1.000 becadas; 1.000 codornices; 10.000 pichones; 10.000 tórtolas; 10.000 pajaritos y 10.000 jerbos; todo esto en el capítulo de carnes. También se comieron 10.000 pescados variados; 10.000 huevos y 10.000 panes de considerable tamaño. Pero faltan las bebidas: 10.000 jarras de cerveza y 10.000 odres de vino.

Pero un plato servido en esta comida no estaría completo sin una excelente guarnición… ¡Era todo un buffette! Había 10.000 cántaros de grano de sésamo y otros; 1.000 cestas de legumbres; 300 jarras de aceite; 300 porciones de sal en grano; 100 jarras de jugo de granada; cien serones de racimos de uva; 100 porciones de frutas; 100 de pistachos; 100 cargas de trenzas de ajos; 100 trenzas de cebollas; 100 cargas de manojos de cebollas; 100 jarras de miel; 100 porciones de mantequilla clarificada; 100 de lentejas tostadas; 100 medidas de leche; 100 de queso y un sinfín de alimentos cuyos nombres no tienen traducción.

Como no es de extrañar, el rey Asurbanipal II se quedó bastante satisfecho tras el festín y quiso dejar para la posteridad unas palabras: “Cuando inauguré el palacio de Kalah, alimenté de esta manera, durante diez días a 47.074 hombres y mujeres que había invitado de todas partes de mi reino, así como a 5.000 representantes de diversos países, más 16.000 habitantes de Kalah y 1.500 miembros del personal de mi palacio, o sea, en total 69.574 invitados, a los que di de comer y beber y a los que proporcioné lo necesario para su aseo. ¡Así los honré antes de enviarlos a sus casas en buena armonía y alegría!”. Decimos muchas veces que la monarquía está en crisis pero claro, es que ya no quedan reyes como estos.


Tras haber descubierto las Indias, Cristóbal Colón volvió a España, donde compartió una mesa con algunos nobles. Esta anécdota es de dudosa procedencia, sin embargo su popularidad la ha llevado a ser famosa… Resulta que Colón retó a sus compañeros de mesa a colocar un huevo de pie, tras el fallido intento de todos los presentes, Colón lo logró y dejó atónitos a todos. A raíz de este hecho se utiliza la frase “Es como un huevo de Colón” o sea, una cosa que aparenta tener mucha dificultad pero resulta ser fácil al conocer su artificio.


Ahora bien, en la historia también existió algo conocido como el funeral más alcohólico, el evento tuvo lugar en Grecia, donde se acostumbraba que los funerales ofrecieran grandes banquetes, pero este banquete en especial era muy especial, se trataba del monarca que gobernó Frigia (Turquía) en el siglo VIII antes de Cristo y quiso cerrar su existencia con una mega borrachera en donde el vino y el aguamiel eran los grandes protagonistas.

Este hecho está confirmado debido a las excavaciones que se realizaron en 1957, en las cuales se encontraron tres calderos de 125 litros que contuvieron una mezcla de vino y aguamiel, así como 100 copas de bronce, lo que indica que cada invitado al funeral bebió al menos 3,5 litros de alcohol, claro, acompañados por platillos como cabra, cordero y lentejas.


Atención novios y novias… En la historia hay una cena que costó un ojo de la cara, se trata de una cena romántica que costó nada más y nada menos que 15 millones de euros. Dicen que el amor mueve montañas, y al parecer fue el motor principal de Marco Antonio, fiel enamorado de Cleopatra allá por el siglo I antes de Cristo.

Cleopatra apostó a Marco Antonio que era capaz de despachar con su amante una cena de diez millones de sextercios lo que, según los historiadores, serían unos 15 millones de euros de hoy. Reto que Marco Antonio aceptó.

Al parecer la cena no fue nada del otro mundo, pero la sorpresa llegaba con el postre. Cleopatra llevaba al cuello dos gruesas perlas valoradas en cinco millones de sextercios cada una, según el parecer de un tal Planco, elegido como juez para el reto. Acto seguido, Cleopatra introdujo una de ellas en una copa con vinagre, lo que provocó su disolución para después beberla. Desde luego que Marco Antonio se rindió antes de que la reina disolviera la segunda perla.


Otra de las cenas importantes es la matanza más antigua. El evento se realizó dentro de la Cueva de Altamira, un lugar que ha heredado a la historia la mejor expresión de arte rupestre que ha existido hasta el momento; no representa ningún banquete pero es necesario mencionarla porque refleja justamente el momento en el que los cazadores van sobre los bisontes para poder alimentarse . Este mural está fechado hace 15.000 años.


Y por último y más reciente, la primera cena lunar. Ahora que están tan de moda los viajes espaciales y que cada vez aparenta ser más fácil llegar a la luna, deben saber que los primeros éxitos en la carrera espacial cayeron del lado soviético, Yuri Gagarin fue el primer hombre en orbitar el globo terráqueo y salir al espacio, su compatriota Gherman Titov, quien voló el 6 de agosto de 1961 a bordo de la Vostok 2, fue el primer hombre en comer fuera de nuestra querida Tierra. El menú costó de crema de verduras, una lata de pasta de hígado y jugo de grosella.




http://www.sdpnoticias.com/estilo-de-vida/2013/08/29/cuales-son-las-10-cenas-y-comidas-mas-representativas-de-la-historia

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